lunes, mayo 18, 2009

¿POR QUÉ NO SE CASAN LOS SACERDOTES?

Un breve y sencillo artículo a propósito del celibato sacerdotal que ha entrado en tela de juicio, una vez más. Yo me pregunto cómo mantendrían a sus familias -en caso de acceder al matrimonio-, ¿con las colectas de las Misas?. Comenzarían a aparecer las críticas prontamente y de hecho pasarían bastante necesidad. Pensemos.

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...cuando en las más diversas circunstancias, por ejemplo, con ocasión de los Jubileos sacerdotales, hablamos del sacerdocio y damos testimonio del mismo, debemos hacerlo con gran humildad, conscientes de que Dios «nos ha llamado con una vocación santa, no por nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia» (2 Tm 1, 9). Al mismo tiempo, nos damos cuenta de que las palabras humanas no son capaces de abarcar la magnitud del misterio que el sacerdocio tiene en sí mismo.
Juan Pablo II - "Don y misterio"


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¿Por qué los sacerdotes no se casan?

En la Iglesia Latina, los sacerdotes y ministros ordenados, a excepción de los diáconos permanentes, «son ordinariamente elegidos entre hombres creyentes que viven como célibes y que tienen la voluntad de guardar el celibato "por el Reino de los cielos" (Mt 19,12)» (Catecismo de la Iglesia Católica n. 1579). En efecto, todos los sacerdotes «están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos, y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato» (Código de Derecho Canónico c. 277).

Don de Dios
Este celibato sacerdotal es un «don peculiar de Dios» (Código de Derecho Canónico c. 277), que es parte del don de la vocación y que capacita a quien lo recibe para la misión particular que se le confía. Por ser don tiene la doble dimensión de elección y de capacidad para responder a ella. Conlleva también el compromiso de vivir en fidelidad al mismo don.

Padre San Pío de Pieltrechina

Que capacita para la misión
El celibato permite al ministro sagrado «unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres» (Código de Derecho Canónico c. 277). En efecto, como sugiere San Pablo(1Cor 7,32-34) y lo confirma el sentido común, un hombre no puede entregarse de manera tan plena e indivisa a las cosas de Dios y al servicio de los demás hombres si tiene al mismo tiempo una familia por la cual preocuparse y de la cual es responsable.

Opción por un amor más pleno
Queda claro por lo anterior que el celibato no es una renuncia al amor o al compromiso, cuanto una opción por un amor más universal y por un compromiso más pleno e integral en el servicio de Dios y de los hermanos.



San Josemaría Escrivá


Signo escatológico de la vida nueva
El celibato es un también un «signo de esta vida nueva al servicio de la cual es consagrado el ministro de la Iglesia» (Catecismo de la Iglesia Católica n. 1579) y que él ya vive de una manera particular en su consagración. El sacerdote, en la aceptación y vivencia alegre de su celibato, anuncia el Reino de Dios al que estamos llamados todos y del que ya participamos de alguna manera en la Iglesia.

El celibato sacerdotal se apoya en el celibato de Cristo
El celibato practicado por los sacerdotes encuentra un modelo y un apoyo en el celibato de Cristo, Sumo Pontífice y Sacerdote Eterno, de cuyo sacerdocio es participación el sacerdocio ministerial.

MITOS Y MITOLOGÍA (PARTE I)

De: www.conoze.com



La palabra mito -discurso o narración entre los griegos antiguos- se emplea en la Historia de las religiones en general, y también en Filosofía, Antropología, Sociología y Política, etc.; debido a esa aplicación y empleo tan universal que se da al término, resulta algo difícil de definir. Por Mitología se entiende el estudio o ciencia de los mitos, y también un conjunto de ellos relativos a un determinado tema (p. ej., Mitología astral, mitos sobre los astros; Mitología de los orígenes, mitos sobre el principio del mundo y de los hombres; etc.) o pertenecientes a una determinada cultura o religión o a una determinada región (p. ej., Mitología griega, Mitología hindú, etc.) .
Sentidos y evolución del término mito

Si se acude a la historia de la palabra, se observa que el mito ha sido enjuiciado de diversas formas: tan pronto ha recibido una altísima valoración, como un profundo desprecio. De ahí que lo primero que se impone es tratar de aclarar las acepciones del vocablo.

El Dictionnaire grec-francais de A. Bailly (16 ed. París 1950) recoge dos series de significados: En primer lugar, mito como palabra expresada; discurso; relato, rumor; diálogo, conversación, discusión filosófica, etc.; algo muy relacionado con logos . En segundo lugar significa algo opuesto a logos: fábula, leyenda, relato no histórico, relato fabuloso, cuento, apólogo. Es muy significativo que las dos acepciones se encuentran ya en Homero. El Diccionario de la Lengua Española (19 ed. Madrid 1970) recoge sólo la segunda acepción: «Fábula, ficción alegórica, especialmente en materia religiosa».

Desde el punto de vista histórico, considerando que la historia puede ser verdadera o falsa o que no se sabe, mito viene a significar la historia que se cuenta y a la que no se presta fe. Así surgen géneros literarios como la tradición antigua, la saga , la leyenda , etc. Como última derivación se divide en fábula cuando se refiere a animales o a la naturaleza y mito en sentido propio cuando se refiere a dioses o semidioses; en este sentido podría darse la siguiente descripción de mito:

«Relato, trasmitido por una tradición de antigüedad remota, que refiere y hace presentes, en estrecha relación con el culto y en un lenguaje imaginativo, las acciones de dioses y personajes sobrehumanos que instauraron en un tiempo originario el mundo, el hombre y el orden en que ambos viven».
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Esto no es una definición, ya que al ser el mito objeto de interés y reflexión para diversas ciencias: etnología, psicología, sociología, historia, ciencias de la religión, antropología filosófica, teología y exégesis bíblica, dar una definición válida en todas ellas es tarea casi imposible.

Dentro de la complejidad que el tema entraña, puede decirse que la noción de mito depende de los siguientes factores:
de la valoración, positiva o negativa, que se haga del mito;
del concepto que se tenga de historia, e histórico;
de la valoración de lo religioso y sus relaciones con el mito y con la historia y
de caer en la cuenta de la diferencia existente entre el mito vivido en el que se cree y el mito estudiado en el que es posible que ya no se crea.

Según esto, se pueden encontrar cuatro sentidos de mito:


Mito como visión general, visión de conjunto que se tiene del mundo interno y externo del hombre en una determinada época de la historia. En buena parte así pensaba Platón al utilizar los mitos a modo de parábolas filosóficas. Se puede notar que esta concepción aprecia el mito como un valor que incluso puede servir para expresar verdades.

Mito como símbolo ; no es un signo que apunta a otra cosa sino una unidad de contenido y forma. Esta concepción suele ir unida a la interpretación alegórica de los mitos, en la que se prescinde de las categorías de realidad e historicidad en base a las cuales se suele entender el mito, para caracterizarlo como un lenguaje tan válido como la poesía, el arte, etc.; sólo que en lugar de expresar la belleza, se dirige a lo trascendente y absoluto, inscribiéndose dentro del ámbito de la dimensión religiosa del hombre.
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Mito como lo no histórico y que, sin embargo, tiene un mensaje religioso real. En esta concepción se renuncia a lo histórico como valor religioso, siendo el mito la expresión del sentimiento religioso de un individuo, o de una sociedad, o de las instituciones de una sociedad. El valor del mito viene medido por las ideas religiosas a las que da forma; el mito se entiende así como opuesto a lo histórico pero no a lo real.

Mito como lo opuesto tanto a lo histórico como a lo real. Es lo que se entiende más comúnmente por mito, equiparándolo a la ficción histórica y a la fábula. Según esta concepción el mito carece de valor desde el punto de vista religioso e incluso filosófico; sólo podría tener, en su caso, un mero valor literario.

Eustacio de Tesalónica, arzobispo de Constantinopla (segunda mitad del s. xii), en un comentario a Homero dice: «El poeta (Homero) por palabra (logos) usa siempre mythos; fue más tardíamente cuando este vocablo adquirió el sentido de palabra no verdadera (una historia inventada)» (ed. crítica de G. Stallbaum, Leipzig 1827-30, t. 1, cap. 26, n. 20 ss.). De aquella primitiva equivalencia se pasó a una cierta oposición. Así, a mito como historiafabulosa o maravillosa se opone el logos como narración digna de crédito; a la representación en forma de mito de una idea filosófica se opone el logos como tratamiento ordenado y racional de esa idea; y, por fin, del mito popular se distingue el logos que es, en este caso, el sentido profundo (el núcleo de verdad) que hay que captar en el mito.
Bibliografía
M. LEPIN, Mythique (sens), en DB, IV,1375-1424; E. BUEss, Die Geschichte des mythischen Erkennes, Munich 1953; L. MALEVEZ, Le Message chrétien et le mythe,dans la théologie de R. Bultmann, Bruselas-Brujas-París 1954; R. HOSTIE, Del mito a la religión (La psicología analítica de C. G. Jung), 2 ed., Buenos Aires 1971; H. CAZELLEs, Le mythe et l'Ancient Testament, DB (Suppl.) V1,246-261; J. HENNIGER, Le mythe en ethnologie, DB (Suppl.) VI,225-246; R. MARLE, Le mythe et le Nouveau Testament, DB(Suppl.) VI,261-268; F. MUSSNER, Desmitologización del Nuevo Testamento, análisis interno y crítica, en Enc. Bibl., 11,877-880; G. V. TAVARD, Desmitologización del NT, en Enc. Bibl., 11,874-876; P. GRELOT, Mítico, sentido, en Enc. Bibl., 212-217; J. HENNIGER, Mito, en Enc. Bibl., V,217-221; A. VBGTLE, Revelación y Mito, Barcelona 1965; J. DANIELOU, Mitos paganos y misterio cristiano, Andorra 1967; R. MARLE, Mito, en Conceptos fundamentales de la Teología, III, Madrid 1967, 108-117; L. CENCILLO, Mito, Semántica y realidad, Madrid 1970; H. SCHLIER, El Nuevo Testamento y el Mito, en Problemas exegéticos fundamentales del Nuevo Testamento, Madrid 1970, 89-107; VARIOS, Revelación y pensar mítico, en XXVII Semana bíblica española, Madrid 1970; A. PINTOR-RAMOS, El mito, Hermeneútica y Filosofía, «Naturaleza y Gracia» 17 (1970) 301-350; y la citada en el texto.

ACTUALIDAD: UN INFORME DETALLA IMPRECISIONES EN LAS CIFRAS DE LA OMS SOBRE MORTALIDAD MATERNA

By Susan Yoshihara, Ph.D. De: http://www.c-fam.org/




(NEUVA YORK - C-FAM) Un trabajo de investigación recientemente publicado identifica fallas estructurales en el análisis y la recolección de datos sobre mortalidad materna en el mundo. El informe revela que las políticas de la ONU sobre salud materna se basan en datos imprecisos, lo cual pone en peligro la salud de las mujeres en los países en vías de desarrollo.


El trabajo titulado “Derribar las barreras que impiden alcanzar el quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio mejorando la información sobre mortalidad materna" , de la Dra. Donna Harrison, fue publicado por el grupo International Organizations Research Group (rama de C-FAM, que publica Friday Fax). El artículo muestra cómo los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) llevan a las naciones a recoger datos erróneos, a la vez que las insta a que, basándose en esa información, implementen políticas de la ONU tales como la despenalización el aborto.
Harrison descubre que los indicadores de salud reproductiva de la OMS son defectuosos, porque utilizan “definiciones cuasi-legales del término salud materna, en vez de interpretaciones con base científica”. Más precisamente, ella analiza los documentos de la OMS que equiparan al “aborto seguro” con el aborto legal, y al “riesgoso” con el ilegal. Harrison explica que hasta los grupos pro-abortistas han recriminado a la OMS la impresición de sus definiciones, y cita como ejemplo a Marie Stopes International. Esta organización afirma que son seguros los abortos que realiza en países donde está penado por ley.

Las definiciones de la OMS también generan confusión acerca del índice real de muertes por aborto, según Harrison. Esto es así, ya que los lineamientos de la Organización requieren que, en el cálculo de la mortalidad materna, los hospitales den cuenta de las muertes por aborto espontáneo, y que no se contabilicen las muertes por aborto provocado. Por ende, en las estadísticas oficiales no se incluyen los decesos por aborto inducido, lo cual hace imposible calcular la medida en la que dichas prácticas afectan a las mujeres.
A pesar de esto, la OMS está promoviendo el aborto planificado como una vía para mejorar la salud materna. Harrison cita el informe de la OMS titulado "Salud reproductiva y sexual: estableciendo los fundamentos para un mundo más justo a través de la investigación y la acción”, y asegura que “el informe detalla una vasta investigación y promoción de abortos químicos o medicinales en los países en desarrollo, donde se utiliza el mifepriston y el misoprostol, así como la aspiración manual al vacío, técnica utilizada para realizar abortos en aquellos países en los que la práctica es ilegal, bajo el amparo de la ‘regulación sobre fertilidad’... Si no se parte de un adecuado análisis y recolección de datos, los efectos de esos cambios normalmente no se perciben hasta años después de que se hizo el daño, lo cual puede tornarlo irreversible”.

Harrison cita a los investigadores de la OMS que admiten haber “adaptado la información” hasta en un 50%, según lo que “esperan encontrar” para que “los números salgan bien”. La doctora recomienda, entre otras propuestas tendientes a mejorar las estadísticas y las políticas de la OMS, la inclusión de “todos los resultados de embarazos”, diferenciando los abortos espontáneos de los provocados, y precisando la definición de “aborto inducido”, para distinguir las interrupciones de embarazos que son clínicamente necesarias a fin de preservar la vida de la madre, los abortos voluntarios que se realizan en los hospitales y los que se practican fuera de ellos.
La investigadora concluye que "los planes de acción estarán basados en conjeturas políticas, más que en hechos científicos”, si la OMS no mejora lo que un investigador del Banco Mundial califica como “técnicas estadísticas engañosas y adivinanza instruida”.
Traducción: Luciana María Palazz