viernes, julio 25, 2008

ACTUALIDAD: JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

No deja de ser curioso el poco eco que ha tenido en algunos medios de comunicación (especialmente en las conocidas agencias de noticias) la ya acostumbrada JMJ presidida por el Papa Benedicto XVI.
Sin embargo no por eso ha dejado de tener el éxito que ha tenido los años anteriores (e incluso mayor) y el gran bien espiritual que ha supuesto para miles de jóvenes y no tan jóvenes.


Descendieron los delitos en Sydney durante la Jornada de la Juventud
El clero espera frutos en los años venideros

SYDNEY, jueves, 24 julio 2008 (ZENIT.org).- Cuando Benedicto XVI dejó Sydney el lunes por la mañana, los reportajes de periódicos, radio y televisión estaban llenos de comentarios sobre el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud y el rastro que el Papa había dejado en Australia. En particular, ha llamado la atención el descenso de la tasa de delitos durante la semana y su efecto ecuménico en la población.
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Tras decir adiós al obispo de Roma, el cardenal George Pell mantuvo una rueda de prensa en el Centro Internacional de Medios de la Jornada Mundial de la Juventud en el Puerto Darling.El purpurado que el evento dio a la Iglesia un nuevo estatus en la esfera pública. Respecto a los temas de la vida, por ejemplo, el cardenal explicó que el público está más preparado para darse cuenta de "que los católicos tienen algo que decir en esos asuntos y nos prestará potencialmente una escucha respetuosa".El arzobispo de Sydney añadió: "Esta Jornada Mundial de la Juventud ha mostrado que la gran mayoría de los australianos están completamente abiertos a lo que tenemos que decir".
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"Pueden estar en desacuerdo con nosotros --admitió--, pero nos ven como parte de la corriente principal de la vida australiana; ven que las consideraciones religiosas son importantes; la gente necesita significado y objetivos; y abrumadoramente la gente reconoce la necesidad de estar abiertos a la trascendencia".
"En el pasado --añadió--, los católicos pudimos haber estado demasiado interesados en nosotros mismos. Ahora estamos diciendo muy claramente que tenemos algo que ofrecer al resto de la población australiana".
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El obispo auxiliar de Sydney, monseñor Julian Porteous, ha reflexionado con Zenit sobre la reverencia que los jóvenes mostraron durante la semana. Sugirió que uno de los hitos de la Jornada Mundial de la Juventud fue algo que recibió relativamente poca atención: las sesiones de catequesis matinal. Estas sesiones, que fueron del martes al sábado, unieron a prelados y jóvenes para la enseñanza, preguntas y respuestas y la Misa.
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"Todos los obispos señalaron la responsabilidad manifestada por los jóvenes en la catequesis y también en tiempos como la adoración y el final de las estaciones del Vía Crucis -dice monseñor Porteous--. Los jóvenes estaban profundamente sumergidos y con reverencia. Sentimos que hay una nueva experiencia profunda de Iglesia para la juventud que está brotando, que nos da una gran esperanza de una plenitud de frutos".

Añadió que el evento de Sydney una vez más probó que las Jornadas Mundiales de la Juventud "realmente tienen la capacidad de implicar efectivamente a un nivel pastoral y espiritual a los jóvenes".
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El obispo Porteous, que es director del Seminario del Buen Pastor de Sydney, señaló que no todos los reportajes de prensa han sido positivos, pero sugirió que ciertos retorcimientos periodísticos eran simplemente fruto del descuido. Por ejemplo, el prelado menciona el que algunas agencias internacionales presentaran el silencio de la misa final como una muestra de cierta frialdad.
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Pero, aclara, 400.000 personas en silencio era simplemente una muestra de reverencia. Tras la Comunión de la misa de clausura, se anunció que habría unos minutos de silencio ya que los fieles estaban recibiendo al Señor.
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El obispo narra a Zenit la historia de un joven que se le acercó para decirle que la homilía del Santo Padre le había impactado profundamente.
"Noté algunas críticas de los reportajes laicos asegurando que la homilía del Papa era ‘demasiado teológica' y que corría el riesgo de no ser comprendida por los jóvenes -dice el obispo Porteous--. Pero este joven era la prueba de que quizá los periodistas no estaban en sintonía con mucho de lo que el Papa tenía que decir porque lo estaban escuchando con diferentes oídos. Nosotros somos la audiencia y por tanto recibimos y acogemos las palabras del Santo Padre".
Camino del aeropuerto, monseñor Francis Kohn, director de la sección juvenil del Consejo Pontificio para los Laicos, encargado desde Roma de la organización del evento, dijo a Zenit que estaba sinceramente agradecido a la nación anfitriona.
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"Está claro que los jóvenes estaban felices y contentos --dice--. Los eventos fueron estimulantes y llenos de fe. Creo que hemos visto un nuevo Pentecostés durante este tiempo, y que los jóvenes están dispuestos a responder a la llamada de este Papa a ser testigos. De manera que estamos entusiasmados e ilusionados sobre el efecto que los eventos tuvieron sobre ellos y los frutos que están por venir".
Los jóvenes no impresionaron sólo a los líderes católicos. Su influencia atravesó los límites religiosos y sociales.El comisario de la Policía de Nueva Gales del Sur, Andrew Scipione, dijo que estadísticamente, la tasa de delitos de Sydney de esta semana fue la más baja desde hace bastante tiempo.
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Lo atribuyó a la presencia de los peregrinos y a un general "sentido de espirtualidad" que se difundió en el ambiente. Dijo a Sky News que las fuerzas de policía extra fueron prácticamente innecesarias, ya que los peregrinos mostraron una buena conducta. Alex Dorcas, dueño de un restaurante en Macquarie Street, por donde pasó el papamóvil, dijo a Zenit que el evento juvenil inspira unidad, un comentario que al Papa le habría gustado oír. El Santo Padre se reunió con líderes cristianos en un encuentro ecuménico el viernes.
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"Aunque soy ortodoxo --explica Dorcas--, he visto la gentileza y la chispa de estos jóvenes que vinieron a mi restaurante estos días, que la fe está viva también, y que esta clase de eventos alimenta nuevas oportunidades para la unidad. ¡Me gustaría que pudiéramos tener un evento de éstos al mes!".Antes de dejar Australia, Benedicto XVI tuvo una palabra especial de gratitud para los habitantes de Sydney que alojaron a peregrinos en sus casas. Elizabeth Wheeler fue una de las personas que acogió a dos peregrinos bajo su techo.
Explica a Zenit que ha sido "un honor haber podido compartir la celebraciones a través del don de la hospitalidad cristiana. Fue igualmente humilde por parte del Papa el que se reuniera con nosotros, en el Domain, para darnos las gracias por algo que deberíamos hacer cada día".
Carmen Alberto trabajó como voluntaria en la sombra en la Jornada Mundial de la Juventud, ayudando en la base de datos para las acreditaciones del evento.
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Dice que a pesar de la intensidad de la semana, no se perdería por nada del mundo la oportunidad de contribuir con esta experiencia: "Representaba lo poco que podía hacer para asegurar el bienestar de los peregrinos y el correcto funcionamiento de algo que tenía la capacidad de cambiar la faz de la tierra".
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Por Catherine Smibert, traducido del inglés por Nieves San Martín