viernes, marzo 02, 2007

Semana Santa: las cosas como son


Por Maria Jose Vargas

Hace unas semanas encontré en mi casa, tirada en un mueble, una revista. Alguien nos la había prestado, pues era relativamente antigua, de marzo del 2006, si no me equivoco. Me llamó la atención los títulos frivolones y ligeros que llevaba, así como si quisiera jalar lectores. La hojeé con cierta desgana -lamentablemente, la revista se notaba de lejos que estaba dirigida a gente joven- y entre los artículos que encontré, había uno de Semana Santa. Decía algo asi
como 'bien, los fieles católicos viven su Semana Santa, pero este artículo trata de cómo sobrevivir la resaca'. La verdad es que me quedé de una pieza. Sobrevivir; no evitarla, sobrevivirla. Dando por hecho que pasarás los 5 días borracha, te diremos qué hacer. Fatal. Me alegra que dicha revista no se vea por todos lados – seguramente sólo la venden en Asia-, pero me da pena que esté dirigida a gente joven –de mi edad!

Recuerdo vagamente haber oído también de gente que en Viernes Santo esperaba las 12 de la noche para que sea sábado y de ahí recién salian a juerguearse un rato. Al menos se acordaron, pero no lo recomiendo pues no sé en qué estado llegaron al domingo.

Vamos al grano. Eres católica? La religión no es una chompa que te la quitas en la temporada de verano y luego te la pones. Se muere alguien o te falta plata y ahí esta la chompa. Domingo 7.30 pm y estamos con los primos y unos amigos en la terraza haciendo nada – chau chompa. La religión no un accesorio de tu vida, no es una etiqueta: "estudio en
tal lugar, vivo en tal calle, soy católica, voy a la playa los fines de semana, no estoy de acuerdo con las corridas de toros…". La religión, en este caso católica, debe regir tu vida. No lo veas como un batallón de soldados que ocupan tu casa y no te dejan hacer nada. Mírala como el manual de instrucciones de tu vida. Si te compras un iPod, no botas los libritos con los que te vienen y enchufas el aparato a la compu ya de frente, alegando que 'mis amigas tienen uno y he visto más o menos cómo es la cosa'. Lo mas normal es que leas el manual. Bueno, la sección "Semana Santa" de tu manual recomienda algo más que transcurrir los dias en estado de sobriedad. Ojo que no dice que te quedes sentada en tu casa en stand-by.

Piensa despacio: la fiesta de la Resurrección es más grande que la Navidad. Qué mejor momento para vivir coherentemente con tu fe! Esa Semana y todas las del año. Vive bien tu Semana Santa, cerca del Señor, cerca de Nuestra Madre. Y eso no es encerrarse en una iglesia del Centro de Lima con otras 4 señoras más. Ten el orgullo de ser católica de una pieza -"practicante", como se lee por ahí-. Aprovecha para dar una chequeada a tu vida, tú como católica en el medio de la calle. Busca coherencia, no te dejes llevar por el ambiente, cual bolsa en el río. Ponte metas. Confiésate, reza, léete algo; recomiendo el Via Crucis que escribió San Josemaría. Y desde ahora - estamos en Cuaresma, que es preparación para la Semana Santa. Y si con tu comportamiento coherente se te unen un par de amigas, creo que le habrás dado a la Virgen y a su Hijo una alegría en medio de tanta gente que no sabe valorar y agradecer lo que se les concede.

LIBRO RECOMENDADO

EL PROBLEMA DEL DOLOR


C. S. Lewis
Oxford, 1940


El autor de Narnia nos sorprende con este ensayo. Puedes encontrar el texto completo en el siguiente link:



http://www.dudasytextos.com/actuales/dolor_lewis.htm






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Cuando el señor Ashley Sampson me sugirió que escribiera este libro, pedí que se me permitiera hacerlo en forma anónima; pues, si decía lo que realmente pensaba acerca del dolor, me vería obligado a hacer afirmaciones que suponen tal fortaleza, que resultarían ridículas si se supiera de quién provenían. Mi petición fue rechazada porque el anonimato sería incongruente con esta serie de libros. Sin embargo, el señor Sampson me señaló que podía escribir un prólogo explicando que, en la práctica, yo no era capaz de vivir de acuerdo a mis principios; y así, ahora me encuentro abocado a esta empresa fascinante. Debo confesar de inmediato, usando las palabras de Walter Hilton, que a lo largo de estas páginas "estoy tan lejos de sentir realmente lo que digo, que no me queda más que ansiarlo fervientemente y clamar por misericordia"


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Sin embargo, y precisamente por eso, hay algo que no se me puede reprochar; nadie puede decir, "¡Se burla de las llagas el que nunca recibió una herida!"[2], ya que jamás, ni por un instante, me he encontrado en un estado de ánimo en que, el solo imaginarme un sufrimiento serio, me pareciera algo menos que intolerable. Si existe un hombre que esté a salvo del peligro de menospreciar a este adversario... ese hombre soy yo. Debo agregar, también, que la única finalidad de este libro es resolver el problema intelectual que surge ante el sufrimiento. Jamás he caído en la insensatez de considerarme calificado para la tarea superior de educar en fortaleza y paciencia, ni tengo nada que ofrecer a mis lectores, aparte del convencimiento de que —al vernos enfrentados al dolor— un poco de valentía ayuda más que mucho conocimiento; un poco de comprensión, más que mucha valentía, y el más leve indicio del amor de Dios, más que todo lo demás.


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Si un teólogo lee estas páginas, se dará cuenta con facilidad que son obra de un laico y de un aficionado. A excepción de los dos últimos capítulos, en que hay partes claramente especulativas, he creído repetir doctrinas antiguas y ortodoxas. Si alguna parte del libro es original", entendiéndose por esto último algo nuevo o no ortodoxo, lo es contra mi voluntad y producto de mi ignorancia. Escribo, por supuesto, como laico de la Iglesia de Inglaterra; sin embargo, he intentado expresar sólo aquello que sea aceptado por todos los cristianos bautizados y en comunión con su fe.


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Como éste no es un trabajo erudito, no me he preocupado mayormente de remitir las ideas o citas a sus fuentes originales, de no ser éstas fácilmente recuperables. Cualquier teólogo podrá notar con facilidad qué y cuan poco he leído.

C. S. LEWIS

Magdalen College, Oxford, 1940

¿QUIÉN ES EL ANTICRISTO?

El cardenal Biffi predica ante el Papa y la Curia quién es el anticristo Reducir el cristianismo a una ideología olvidando el encuentro con Cristo salvador
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 28 febrero 2007 (ZENIT.org).-
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El cardenal Giacomo Biffi ha presentado a Benedicto XVI y a la Curia Romana «la advertencia profética de Vladimir S. Soloviev» sobre el anticristo. El predicador de los ejercicios espirituales hizo referencia al filósofo y poeta ruso, que vivió entre 1853 y 1900, para explicar que el anticristo, en realidad, consiste en reducir al cristianismo a una ideología, en vez de ser un encuentro personal con Cristo salvador.Citando la obra de Soloviev, «Tres diálogos» (1899), el arzobispo emérito de Bolonia recordó que «el anticristo se presenta como pacifista, ecologista y ecumenista».

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«Convocará un Concilio ecuménico y buscará el consenso de todas las confesiones cristianas, concediendo algo a cada uno. Las masas le seguirán, a excepción de pequeños grupos de católicos, ortodoxos y protestantes», dijo.Según la síntesis de su predicación de este martes por la tarde, ofrecida por «Radio Vaticano», el cardenal explicó que «la enseñanza que nos dejó el gran filósofo ruso es que el cristianismo no puede ser reducido a un conjunto de valores. En el centro de ser cristianos está, de hecho, el encuentro personal con Jesucristo». «Llegarán días en los que en la cristiandad se tratará de resolver el hecho salvífico en una mera serie de valores», escribió Soloviev en esa obra.

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En su «Relato sobre el anticristo» Soloviev prevé que un pequeño grupo de católicos, ortodoxos, e hijos de la Reforma resistirán y le responderán al anticristo: «Tú nos das todo, menos lo que nos interesa, Jesucristo»Para el cardenal Biffi esta narración es una advertencia. «Hoy, de hecho, corremos el riesgo de tener un cristianismo que pone entre paréntesis a Jesús con su Cruz y Resurrección», lamentó.El arzobispo explicó que, si los cristianos se «limitaran a hablar de valores compartibles serían mejor aceptados en los programas de televisión y en los grupos sociales. Pero de esta manera habrían renunciado a Jesús, a la realidad sobrecogedora de la Resurrección».

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Para el purpurado italiano, este es «el peligro que los cristianos corren en nuestros días»: «el Hijo de Dios no puede ser reducido a una serie de buenos proyectos homologables con la mentalidad mundana dominante». Sin embargo, precisó el purpurado, «esto no significa una condena de los valores, sino que éstos deben ser sometidos a un atento discernimiento. Hay valores absolutos, como el bien, la verdad, la belleza. Quien los percibe y los ama, ama también a Cristo, aunque no lo sepa, porque Él es la verdad, la belleza, la justicia». El predicador de los ejercicios precisó en la capilla «Redemptoris Mater» del Palacio Apostólico del Vaticano que, por otra parte, «hay valores relativos, como la solidaridad, el amor por la paz y el respeto por la naturaleza. Si estos se convierten en absolutos, desarraigando o incluso oponiéndose al anuncio del hecho de la salvación, entonces estos valores se convierten en instigación a la idolatría y en obstáculos en el camino de la salvación».

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Al concluir, el cardenal Biffi afirmó que «si el cristiano para abrirse al mundo y dialogar con todos diluye el hecho salvífico, se cierra a la relación personal con Jesús y se pone de parte del anticristo».Los ejercicios espirituales concluirán en la mañana del próximo sábado. Durante esta semana el Papa no está manteniendo ni audiencias públicas ni privadas.

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Este mensaje lo envia Paloma Reátegui
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PUBLICAMOS ARTÍCULO DE AGENCIA DE NOTICIAS ZENIT.

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ZENIT, El mundo visto desde Roma
Agencia de Noticias
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La tumba de Jesús, una falsa exclusiva, según el arzobispo Bruno Forte
Aclaración del miembro de la Comisión Teológica Internacional



ROMA, jueves, 1 marzo 2007 (ZENIT.org).- El anuncio del descubrimiento de la supuesta tumba de Jesús no sólo es contradicho por la arqueología, sino también por la historia, considera uno de los teólogos católicos de mayor prestigio actualmente en vida.

Monseñor Bruno Forte, arzobispo de Chieti-Vasto, miembro de la Comisión Teológica Internacional, ha analizado con Zenit las supuestas revelaciones que promete el documental «La tumba perdida de Jesús», realizado por los galardonados cineastas James Cameron y Simcha Jacobovici.

Para el presidente de la Comisión de la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Italiana, «el dato de hecho es que se habla de tumbas antiguas, algunas del siglo I, descubiertas en el barrio de Talpiot, a inicios de los años ochenta, en las que están grabados algunos nombres como los de Jesús, María, José, Mateo… Este es el dato de hecho».

«Pero tumbas como ésas hay muchas en el territorio de Tierra Santa. Por tanto, no hay nada nuevo en esta revelación», constata el prelado, miembro de varios dicasterios de la Santa Sede.

«¿Por qué, entonces, tanto ruido?», se pregunta y responde: «Porque Hollywood ha querido lanzar una exclusiva. Dado el éxito de operaciones como "El Código da Vinci", se ha tratado de provocar otro éxito análogo, jugando con la auténtica cuestión en juego, es decir, si Jesús verdaderamente ha resucitado».

«De hecho, la tesis lanzada es que si allí está sepultado Jesús con su familia, entonces la resurrección no sería más que una invención de sus discípulos», reconoce.

«Ahora bien, dejando a un lado la inconsistencia de la prueba arqueológica, que ha sido totalmente contestada por arqueólogos israelíes, el dato de hecho de la resurrección de Jesús es documentado rigurosamente en el Nuevo Testamento por las cinco narraciones de las apariciones: cuatro de los Evangelios y la de san Pablo».

«Sabemos que estas narraciones han sido interpretadas también en un sentido reductivo por la crítica liberal del siglo XIX. Incluso Renan llegó a decir que la resurrección se explicaba como la pasión de una alucinada, de una exaltada, que había resucitado a un Dios en el mundo, potencia divina del amor».

«Ahora bien, todos los estudios críticos en estos dos siglos han demostrado que en la verdad profunda de las narraciones de las apariciones se da una historicidad incontestable», añade.

Según Forte, «hay un vacío entre el Viernes Santo, cuando los discípulos abandonaron a Jesús, y el Domingo de Pascua, cuando se convirtieron en testigos de Él, resucitado, con un empuje y una valentía tales que llevaron ese anuncio a todos los confines de la tierra, hasta dar la vida por él».

«¿Que sucedió?» se pregunta el arzobispo. «El historiador profano no se lo explica. Los Evangelios nos lo dan a entender. Se dio un encuentro que cambió su vida».

«Y este encuentro, narrado en los pasajes de las apariciones, se caracteriza por un dato fundamental: la iniciativa no es de los discípulos, sino de él, el que esta vivo, como dice el libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 3).

«Esto significa que no es algo que sucede en los discípulos sino algo que les sucede. A partir de este hecho, a lo largo de la historia, Cristo ha sido anunciado con un empuje que ha involucrado a genios del pensamiento, no visionarios, desde Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, hasta Teresa de Calcuta, por poner tres ejemplos».

El prelado, por último, se pregunta: «¿Por qué tienen tanto interés los medios de comunicación por poner en su punto de mira a Jesús?»

«Evidentemente porque Jesús, en lo profundo de la cultura de Occidente y no sólo de occidente, constituye un punto de referencia tan decisivo e importante que todo lo que le afecta nos afecta».

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