Por Patty Gallo
Negociar es una necesidad constante en la vida de las personas. Aprendemos desde pequeños instintivamente a negociar: no es poco frecuente ver al niño adoptando una actitud condescendiente para obtener un pequeño capricho, o simplemente la sonrisa de su mamá. Ni qué decir del adolescente: ¡con qué frecuencia recurre a la negociación!
En el colegio, en la universidad, en el trabajo, en la vida diaria necesitamos negociar, sin embargo…hay que saber hacerlo.
Son muchos los factores que influyen en la aceptación o rechazo de una propuesta. Es importante, no obstante, ser conscientes de que no se trata de salirnos con la nuestra, sino de maximizar el beneficio de la situación.
El primer paso para no verte frustrado ante un intento fallido es procurar tener una postura abierta: buscar sinceramente aquello que es más oportuno y que suponga un mayor beneficio para todos los implicados.
Para descartar planteamientos poco apropiados será muy útil que fundamentes ante ti mismo muy bien tu propuesta, de tal modo que estés seguro de lo que planteas: analizar los objetivos, las consecuencias, los beneficios, etc. Además, es aconsejable que te adelantes a considerar las alternativas de solución para los obstáculos o inconvenientes que puedan preverse.
Es necesario también, que desarrolles adecuadamente tu capacidad de negociación: aprender a ser asertivo, a plantear las cosas en el momento, lugar y modo más oportunos. A no dejarte llevar por la prisa ni por las efervescencias del carácter o del estado de ánimo.
Plantear las cosas con claridad, sin ambigüedades, proponiendo formas de compensación: si me das permiso para hacer esta reunión, me comprometo que al día siguiente te dejo la casa limpia y ordenada; tengo una entrevista de trabajo…para asistir tendría que falta a la última hora de clases, pero me pondría al día enseguida dispuesto a que se me evalúe la próxima semana; le dedicaré tiempo al futbol, pero mis notas no bajarán de dieciséis este mes; no podré invitarte al cine este sábado, pero te propongo que veamos una peli en tu casa (yo traigo la canchita!)…
Sin embargo, para que tus propuestas sean bien recibidas, hace falta de que goces de prestigio ante tu interlocutor y esto no se logra de la noche a la mañana: es necesario que seas una persona veraz, comprometida, cumplidora de sus promesas, con tino para tomar decisiones; que tus padres, profesores y amigos te consideren confiable y colaborador, alguien a quien con seguridad se le brinda crédito y a quien con todo gusto se le da siempre una nueva oportunidad.