lunes, diciembre 22, 2008

LOS PERSONAJES DE LA NAVIDAD


Bueno, llegó fin de año y con él la Navidad, con bastante moda gringa (y de otros lugares) pero, ¡qué importa!, las modas y los modos son lo de menos si queda rescatado el fondo. Y en nuestro país -¡gracias a Dios!- se viene rescatando de un tiempo a esta parte -a pesar de los pesares- pues, ante todo y por sobre todo, en el Perú, la Navidad es Jesús - como proclaman unas simpáticas banderitas por todo el distrito de La Molina, por iniciativa, suponemos, de su Señor Alcalde-.

Se ven por todo Lima muchas representaciones de Nacimientos, con los verdaderos protagonistas de la Navidad: el Niño Jesús, María y José, ¡y el buey y la mula!, -por favor no olvidarlos-, que son también -al fin y al cabo- personajes del Portal de Belén .

Quisá no nos venga mal considerar que podemos ser esa mula del Portal: una mula torpe, común y silvestre -seguro chusquita y maltrecha- que tuvo sin embargo el honor de servir de marco a un cuadro de tal honor y grandeza que veinte siglos después aún no acertamos a entender del todo.

Que todos tengan una Navidad llena de Dios, y por ello, llena de felicidad.

miércoles, noviembre 26, 2008

PERÚ 2011: ¿ENTRE LA DEMOCRACIA PLURALISTA O LA DEMOCRACIA POPULAR?

Les copio este interesante artículo del Dr. Walter Brunke
***************************************************


Desde pocos años atrás, se ha venido extendiendo, de manera pausada, progresiva, entre cada vez más ciudadanos peruanos, una decepción o desconfianza más o menos radicales acerca del funcionamiento justo del sistema de la democracia pluralista establecido por nuestra Constitución Política.

Inclusive, algunos pregonan, con auditorio en aumento, la necesidad de sustituir la democracia pluralista por otra clase de democracia, que recoja e institucionalice el “genuino Poder Popular”, el “autogobierno” del pueblo a través de “asambleas populares”, facultadas con amplios poderes de fiscalización y remoción de las autoridades de turno, y con permanente participación popular en todas las decisiones políticas del nivel que sea (local, provincial, regional y nacional). Simplistamente, se va convirtiendo en la solución política abrazada con esperanza, con convicción cuasireligiosa, por múltiples ciudadanos peruanos sufridos y de buena fe; receta que se limita sólo a indicar los nombres de algunos de los medicamentos, -cuidándose de dejar en la nebulosa sus contenidos , es decir, el adónde se nos quiere llevar, el cómo y con qué recursos-, pero que dará fin definitivo a los problemas seculares del subdesarrollo, la miseria, la pobreza, el atraso, las inequidades y las exclusiones en el Perú.

En realidad, se trata del retorno a las tesis de la vieja y conocida democracia popular, -si bien convenientemente maquillada y con algunos nuevos protagonistas-, que en el siglo pasado, años 80, fuera bandera estimada de la Izquierda Unida de Alfonso Barrantes Lingán. Simultáneamente, el culto y la veneración al marxismo o socialismo luminoso de Mariátegui, al mariateguismo, vuelven a cobrar insospechado auge. Otra vez se le presenta cual único pensador científico de lo social que acertó en revelar al pueblo escogido (especialmente a sus elites dirigenciales “con conciencia crítica de masa”) el camino de su redención.

Estimo que todo ello, entre otras causas de índole diversa, explica la escalada de conflictos políticos con movilización de masas que recurren casi invariablemente a actos de fuerza, amedrentamiento físico y “psicosocial”, toma de rehenes, carreteras y puentes, destrucción de bienes públicos y privados, y otros medios de “violencia revolucionaria”, estimados como la vía apropiada para imponer y hacer valer sus intereses sociales. En medio del caos y la zozobra ciudadanas, se exige “diálogo” inmediato y presencial con las altas autoridades gobernantes del momento, bajo la tácita excusa de la supuesta culpabilidad de un Estado con administración intencionalmente ineficiente para las aspiraciones de los sectores populares.

Sin embargo, las más de las veces se trata de una diálogo extraño: si el diálogo (negociación) no concluye con la aceptación de las exigencias sustanciales de las masas movilizadas y, en su defecto, la aprobación de medidas “compensatorias”, entonces las poblaciones reinician el conflicto de masas ejerciendo otra vez su derecho a la democracia directa y, en su caso, a la “violencia revolucionaria”. El método parece infalible para lograr la atención, -por lo menos jurídica, si no real-, a los intereses sociales levantados.

Lo característico en casi todos estos casos de conflictos políticos es que son protagonizados por masas anónimas movidas y dirigidas “espontáneamente” por distintos grupos bien organizados que, con matices, tienen en común la creencia en las oportunidades tácticas y estratégicas que ofrecen los mecanismos de la democracia directa y “participativa” y/o en la ideología marxista y/o la visión colectivista de la persona humana, la sociedad y el Estado (ej. Partido Nacionalista Peruano, Patria Roja, Partido Comunista Peruano, Partido Socialista, Movimiento Nueva Izquierda, Partido Socialista Revolucionario y demás organizaciones que integran la Coordinadora Política y Social). Más o menos, todos estos grupos se caracterizan por preconizar,-llama la atención que ninguno de ellos entra en mayores detalles específicos para facilitar la transparencia y comprensión cabal de su “innovadora” propuesta a los peruanos-, una nueva democracia, de la cual sólo ellos son portadores auténticos; democracia popular que por antonomasia excluye el pluralismo, instaurando el totalitarismo, y que debe sustituir a la actual democracia “capitalista”, por obsoleta y anti-histórica, y porque sirve sólo a los intereses de las “clases dominantes” o ricas.

En el ámbito económico, simultánea, interdependiente y correlativamente a la cuestión “democracia pluralista o democracia popular”, plantean la disyuntiva “mariateguista” consistente en “capitalismo o socialismo”, es decir, economía de mercado (de planificación descentralizada) o economía dirigida o de planificación central.

Los activistas del “nuevo ordenamiento democrático” mencionado están, en la actualidad, otra vez con mucho trabajo. Como en las décadas de los 60 a 80 del siglo pasado, vuelven, con “fe revolucionaria”, a sembrar las ideas de “lucha de masas” entre jóvenes y adultos (especialmente en instituciones educativas públicas y organizaciones de base), capitalizando, manipulando y utilizando la buena fe de ciudadanos en condiciones de alta desinformación cívico-política y con carencias,-lamentablemente graves-, en la formación política ciudadana.

Los que en el Perú creyeron con entusiasmo que había llegado “el fin de las ideologías”, y que 1990 inauguraba, para siempre, la era del pragmatismo técnico-político o economicista, sobre bases soslayada o abiertamente individualistas, nunca previeron o imaginaron la posibilidad del rebrote serio de ideologías “democráticas” totalitarias. Resurgimiento que encuentra abono fértil en una sociedad como la nuestra, constituida, en su absoluta y abrumadora mayoría por personas ciudadanas básicamente ocupadas en la sola obtención de sus intereses particulares, -forma lenta, pero eficaz y segura para forzar el suicidio de cualquier sociedad libre-, prontos para la crítica, pero despreocupadas por cooperar personalmente en la toma de consciencia y en la realización efectiva de los fundamentos, principios y criterios necesarios para el adecuado funcionamiento de la democracia pluralista y su correlativa economía social de mercado.

Pienso que desde ahora, hasta y para las elecciones generales del 2011, los ciudadanos todos tienen el derecho y el DEBER de interesarse por conocer en profundidad cuáles son las razones que legitiman o deslegitimarían el ordenamiento democrático pluralista; de preguntarse y, sobre todo, de preguntar y exigir a los políticos y sus correspondientes partidos y movimientos por la totalidad de fundamentos y precondiciones para el funcionamiento concreto de una auténtica democracia pluralista y exigir lo mismo frente a quienes quieren sustituirla por una nueva democracia “popular y participativa”.

Escrito por Walter Brunke Ríos

domingo, noviembre 23, 2008

Afectividad: Aprendizaje emocional

Cualquier persona –sobre todo si es padre de familia numerosa o profesional de educación infantil– puede ver cómo unos niños nacen siendo plácidos y tranquilos mientras que otros son desde el principio irritables y difíciles, o cómo unos son más activos y otros más pasivos, o unos más optimistas y otros menos. Cada persona nace con todo un bagaje sentimental, cuyo influjo estará siempre de alguna manera presente a lo largo de toda su vida. La pregunta es si puede transformarse ese equipaje sentimental con el que las personas venimos al mundo. ¿Se pueden transformar las reacciones habituales de aquellas personas que desde niños han sido, pongamos por caso, sumamente inestables, o desesperadamente tímidas, o terriblemente pesimistas?

Jerome Kagan, un investigador de la Universidad de Harvard que hizo unos extensos estudios sobre la timidez infantil, observó que hay un considerable porcentaje de niños que desde el primer año de vida se muestran reacios a todo lo que no les resulta familiar (tanto probar una nueva comida como aproximarse a personas o lugares desconocidos), y se sienten paralizados en las más variadas situaciones de la vida social (ya sea en clase, en el patio de recreo o siempre que se sienten observados). Kagan comprobó que cuando esos niños llegan a ser adultos, suelen ser personas que tienden a permanecer aisladas, sienten un fuerte temor si tienen que dirigir unas palabras ante un grupo de personas y, en general, se sienten incómodas cuando están expuestas a la mirada ajena.

Por otra parte, hay también un importante porcentaje de niños que desde muy pronto manifiestan una marcada tendencia a la tristeza y el mal humor: son proclives a la negatividad, se desconciertan con facilidad ante los contratiempos, parecen incapaces de dominar siquiera un poco sus preocupaciones y sus estados de ánimo, etc. Hay, por el contrario, otros muchos niños cuyos sentimientos parecen gravitar de forma natural en torno a lo positivo, y son naturalmente optimistas y despreocupados, sociables, alegres y con una gran confianza en sí mismos. Y esos estilos sentimentales de la infancia suelen perdurar después –estadísticamente hablando– en la vida adulta.

Las investigaciones de Jerome Kagan concluyeron con apreciaciones bastante alentadoras respecto a la capacidad transformadora de una adecuada educación. Los ejemplos anteriores ilustran cómo el temperamento innato nos predispone para reaccionar ante las situaciones ordinarias de la vida con un registro emocional positivo o negativo. Pero esto no significa que ese sustrato innato sea como un destino inexorable o una condena. Se puede cambiar, y mucho. Pero, eso sí, conviene empezar lo antes posible. Las lecciones emocionales que recibimos en la infancia tienen un impacto muy profundo, ya sea amplificando o enmudeciendo una determinada predisposición genética.

Afectividad: Motivación para cambiar

De www.interrogates.net

En sus primeros años, el niño se mueve en medio de una realidad que apenas conoce. Va poco a poco configurando un estilo afectivo, contando casi siempre con su ambiente familiar y escolar como principal punto de referencia. Con el transcurso de los años, se van produciendo cambios graduales, casi imperceptibles, y también a veces cambios más bruscos, causados normalmente por emociones intensas, aunque no siempre con una manifestación exterior notoria. La mayoría de los cambios se producen después de advertir en nosotros —siempre con cierta dosis de sorpresa– algo que nos desagrada. Ese descubrimiento nos produce un impacto emocional, más o menos fuerte, que evaluamos, sobre el que reflexionamos, y que finalmente nos hace decidirnos a dar un cambio.
Por eso, la mayor parte de las deficiencias afectivas proceden de la ignorancia sobre cómo es uno mismo y por qué: la mayoría de los cambios de una persona proceden de una mejora en la percepción sobre sí misma y sobre la realidad en general. Y para lograrlo, es preciso mantener siempre una considerable capacidad de sorpresa, una suficiente capacidad de autocrítica. Hay que cultivar una elevada sensibilidad personal que nos permita captar aquello que en nuestra vida no debe pasarnos inadvertido. A su vez, esa percepción que cada uno tiene de sí mismo depende mucho de la que tengan los demás. De ahí la importancia de sentirse valorado y querido por quienes nos rodean, y por eso también gran parte de los trastornos afectivos tienen su origen en una deficiente comunicación con las personas más cercanas. Para evitar esos problemas, o para intentar subsanarlos, es preciso establecer buenas relaciones personales. Esto es aplicable a la familia, a las relaciones de amistad o vecindad, al ambiente de trabajo o a cualquier otro.
Y en el caso de la enseñanza, o de la educación en general, muestra la importancia de lograr, en mayor o menor medida, la colaboración del interesado. —Pero el problema, en muchos casos, es que precisamente el interesado está falto de motivación para cambiar. Tienes razón, y quizá por eso la tarea de educar reviste a veces tanta dificultad, y supone un auténtico reto de ingenio y de paciencia, un verdadero arte.
Para educar, y sobre todo en las edades más difíciles, los problemas de motivación son quizá los de mayor complejidad. Por eso las recetas de cambio fácil pueden llegar a resultar tan irritantes para quienes sufren esos problemas y están hartos de escuchar consejos que se empeñan en trivializar la realidad. Salir del círculo vicioso de la desmotivación es uno de los retos más importantes y más difíciles para cualquier educador.

Afectividad: De la reflexión a la acción

(de www.interrogantes.net)
«Aquel episodio –pensaba para sí la protagonista de aquella novela de Susanna Tamaro– vuelve a presentarse a menudo en mis pensamientos porque es el único en que tuve la posibilidad de hacer que las cosas cambiaran. »Ella –su hija– había roto a llorar, me había abrazado: en ese momento se había abierto una grieta en su coraza, una hendidura mínima por la que yo hubiera podido entrar. Una vez dentro habría podido actuar como esos clavos que se abren apenas entran en la pared: poco a poco se ensanchan, ganando algo más de espacio. Habría logrado adentrarme un poco en su intimidad y convertido quizá en un punto firme en su vida. »Para hacerlo, debería haber tenido mano firme. Cuando ella dijo "es mejor que te marches", debería haberme quedado.
Debería haberme negado a irme sin más, debería haber vuelto a llamar a su puerta cada día; insistir hasta transformar esa hendidura en un paso abierto. Faltaba muy poco, lo sentía. »No lo hice, en cambio: por cobardía, pereza y falso sentido del pudor. A mí nunca me había gustado la invasividad, quería ser diferente, respetar estrictamente su libertad. Pero detrás de la máscara de la libertad se esconde frecuentemente la dejadez, el deseo de no implicarse. »Hay una frontera sutilísima entre una cosa y otra; atravesarla o no atravesarla es asunto de un instante, de una decisión cuya importancia a veces sólo percibes cuando el instante ya ha pasado. Sólo entonces te arrepientes, sólo entonces comprendes que aquel momento pedía a gritos la intromisión, y me decía a mí misma: estabas presente, tenías conciencia, y de esa conciencia tenía que nacer la obligación de actuar. »
El amor no cuadra con los perezosos, y para existir en plenitud exige gestos fuertes y precisos. Yo había disfrazado mi cobardía y mi indolencia con los nobles ropajes de la libertad.» Esta reflexión de aquella mujer atormentada por sus recuerdos puede servirnos para recordar que el verdadero afecto necesita a veces de energía y de firmeza. Para educar —también para educarse a uno mismo–, es necesario un serio esfuerzo para pasar de la reflexión a la acción. Y en ocasiones, estar dispuestos a hacernos una cierta violencia para superar la dejadez, para pasar o hacer pasar un mal rato cuando sea necesario. La forma más segura de lograr un cambio real en la educación de los sentimientos es por medio de la acción. —¿Pero no decías antes que es cosa más bien de reflexión, de caer en la cuenta de que hay algo en nosotros que merece la pena cambiar? Eso es cierto. Pero si la reflexión no acaba llevándonos a la acción, no cambiaremos.
Quizá no podemos cambiar nuestro modo de sentir en determinado momento, pero sí podemos decidir qué haremos cuando sintamos eso, y hacer que nuestra conducta contribuya a la consolidación de determinado hábito sentimental. Por ejemplo, si ante un sentimiento concreto de miedo o de pereza que queremos vencer, logramos mantener durante un tiempo una conducta de superación de eso que nos paralizaba, iremos creando poco a poco un hábito sentimental de valentía o de diligencia ante ese estímulo concreto, y ese sentimiento de miedo o de pereza acabará remitiendo. En ese sentido digo que la acción es imprescindible para el cambio personal. Aristóteles, hablando de la formación del carácter, decía que los simples actos aislados no constituyen hábitos. La autoeducación del carácter requiere un esfuerzo de repetición de actos positivos. —Pero la experiencia demuestra que los cambios personales suelen ser lentos y difíciles. Sin duda, porque las inercias son muchas y nuestras fuerzas limitadas. Pero debemos ser protagonistas de nuestra propia vida y no pensar que estamos atados a un inexorable destino sentimental.

lunes, octubre 20, 2008

LÍNEA IDEOLÓGICA DE UNICEF: ¿CUALES SON SUS VALORES?

Estos artículos fueron publicados, el primero en el 2008 y el segundo en el 2001, pero me pareció que ambos son de bastante actualidad. Hay que conocer las políticas de las organizaciones y sus líneas ideológicas, aun más tratándose de una tan conocida como Unicef.

*****************
(Tomado de Movimiento Mallinista año 2008)

UNICEF es United Nations International Childen's Emergency Fund (Fondo Internacional de las Naciones Unidas para la Emergencia de los Niños), una organización que nació para atender a los niños víctimas de guerras ocurridas en Europa y China. Desde su fundación en 1946, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) es una organización supuestamente apartidaria y sin tendencia religiosa; ha desempeñado su labor en los hogares, las escuelas, los centros sanitarios y las instituciones, trabajando con las comunidades y mejorando la situación de las niñas y niños del mundo.


En su página web, dice que su misión consiste en proteger y dar a conocer sus derechos de manera que todos los niños y niñas puedan desarrollar plenamente sus capacidades.Realiza diversas actividades de beneficencia alrededor del mundo y cuenta con grandes aportes económicos provenientes de particulares y empresas que adhieren a esta causa. Ha logrado instalar su nombre como toda una marca que goza de gran reputación en todo el planeta.


Asimismo, personalidades del deporte, del espectáculo y del mundo de la política se prestan para dar apoyo para difundir las actividades de esta organización; así encontramos entre sus "embajadores" a Roger Federer, David Beckham, Shakira, Emanuel Ginobili, entre otros.Hasta ahí, todo bien. Todo cierra. Y son millones de personas los que se conmueven (y le aportan dinero) con el propósito de UNICEF. Pero tras estos nobles objetivos de esta organización, hay oscuras intenciones para con la infancia alrededor del mundo que merecen darse a conocer.

Desde el momento de su fundación, UNICEF procuró insistentemente intervenir en la mayor cantidad de países difundiendo sus métodos moralmente equivocados (non sanctos) para evitar nacimientos y reducir así la natalidad. Al ser rechazadas masivamente todas sus iniciativas, la Organización Mundial de la Salud volvió a la carga con un título más digerible: "salud reproductiva"......

En 1992, UNICEF hizo presiones para legalizar el aborto en los países en los que es ilegal. Estas presiones ya se habían constatado en 1990, motivo por el cual en la sesión del 16 de abril de 1990 el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, el arzobispo Renato Martino, denunció estas prácticas.

El 17 de abril, Martino, frente al Ejecutivo del Fondo de la ONU para la Infancia denunció que UNICEF se ha convertido en una promotora del aborto.
La reiterada participación de UNICEF en programas de reducción de los nacimientos llevó a la Santa Sede a retirar en 1996 la simbólica contribución anual que realizaba y que buscaba alentar la generosidad de los católicos.

**********************************
(tomado de Zenit -año 2001)

Unicef: Acabar con la pobreza infantil suprimiendo a los no nacidos. Desde 1966 hasta hoy, la organización ONU promueve el aborto.

La batalla se ha pospuesto, pero los temas en discusión siguen en pie. En efecto, la Asamblea General de Naciones Unidas dedicada a la Infancia no podrá celebrarse del 19 a 21 de septiembre, como estaba previsto, a causa de los atentados que han flagelado Nueva York, ahora bien, los debates preparatorios, en particular sobre el aborto, seguirán adelante.

El documento que se ha ido redactando en las asambleas preparatorias de la Cumbre con la participación de las delegaciones nacionales ha suscitado el escándalo en diferentes sectores: algunos pasajes del texto, en lugar de concentrarse en el objetivo de salvar millones de pequeñas e inocentes vidas humanas, se convierte en una reivindicación del aborto libre y de la difusión entre adolescentes de medios anticonceptivos sin informar a sus padres.

Estas dos propuestas han sido defendidas en las reuniones preparatorias de la Asamblea en particular por los gobiernos de la Unión Europea y por los de América Latina. Estos últimos, en la inmensa mayoría de los casos, han defendido sus propuestas en violación flagrante de sus propias constituciones nacionales, que reconocen el derecho a la vida. Dos delegaciones han pedido rechazar estas reinvidicaciones, pues de hecho no forman parte del objetivo de la Cumbre. Estados Unidos y la Santa Sede han propuesto concentrarse en la ayuda concreta a la dramática situación de la infancia (un niño de cada doce en el mundo no llegará a celebrar su quinto cumpleaños, según el informe publicado por UNICEF este jueves).

Además, 17 países islámicos se han declarado totalmente contrarios a medidas que priven a los padres de familia de su autoridad sobre sus hijos. Unicef (United Nations International Childen's Emergency Fund, que después cambió en United Nation Children's Fund) nació en 1946 con el objetivo preciso de atender a los niños víctimas de la guerra de Europa y de China. A partir de los años sesenta adoptó las teorías maltusianas, la promoción de contraceptivos, la difusión de la práctica de la esterilización y el apoyo a los programas de reducción de los nacimientos.

En mayo de 1966, el entonces director ejecutivo Henry R. Labouisse sometió al Consejo directivo un informe titulado «Posible papel de Unicef en la planificación familiar» («Possibile role of Unicef in Family Planning»). El debate llevó a una ruptura en el ejecutivo. Las delegaciones de Suecia, India y Pakistán apoyaron la idea de que Unicef participara en programas de control de la población; mientras que las delegaciones de los países católicos se opusieron. Las naciones africanas, a excepción de Nigeria también respondieron con un claro «no», afirmando que se trataba de programas racistas. Hilaire Willot, quien dirigía la delegación belga, denunció el programa de control de nacimientos aplicado en India pues, según constató, «se ofrecían incentivos para aceptar abortos y esterilizaciones».

En ello basó su oposición a la nueva línea de Unicef. Para evitar la división del ejecutivo, la propuesta se congeló y se decidió afrontar caso por caso el problema de la participación en los programas de planificación familiar. Más tarde, como también ha sucedido con la Organización Mundial de la Salud, este tipo de propuestas se aceptaron con una estratagema: se cambió el nombre a los programas de reducción de los nacimientos por el de «salud reproducitva» de madres y niños.

En 1970, el mismo Labouisse recomendó al Ejecutivo que «autorizara a Unicef la inclusión de la difusión de anticonceptivos en los programas de ayuda a los gobiernos». La recomendación se acogió a pesar de muchas oposiciones. El representante de la delegación francesa consideró que «era necesario garantizar al menos la libre voluntad de las familias»; sin embargo, Labouisse respondió que este «era un problema de los gobiernos y no de Unicef». En 1966, Unicef gastó 700.000 dólares en programas de planificación familiar. En 1971, 2,4 millones de dólares y, en 1973, 4,2 millones de dólares en 30 países.

Con el pasar de los años, ha aumentado además la colaboración entre Unicef y la International Planned Parenthood Federation (IPPF), la asociación más poderosa del mundo en la promoción del aborto y de la anticoncepción. En 1978, la John Hopkins University de Baltimore publicó «The Population Reports» en el que se informa de manera detallada sobre todos los proyectos de control de la población en los que participó hasta la fecha Unicef.

Entre 1987 y 1990 Unicef participó de manera sustancial en programas de planificación familiar en Nepal, Malawi, Jamaica, Burundi, Kenia, Capo Verde, Tanzania y China. En 1987 en la Conferencia Internacional para mejorar la salud de mujeres y niños a través de la planificación familiar, celebrada en Nairobi (Kenia), Unicef apoyó abiertamente el aborto como «servicio legal, de buena calidad y accesible a todas las mujeres».

En 1992, Unicef hizo presiones para legalizar el aborto en los países en los que es ilegal. Estas presiones ya se habían constatado en 1990, motivo por el cual en la sesión del 16 de abril de 1990 el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, el arzobispo Renato Martino, denunció estas prácticas. El 17 de abril, Martino, frente al Ejecutivo del Fondo de la ONU para la Infancia denunció que Unicef se ha convertido en una promotora del aborto. La reiterada participación de Unicef en programas de reducción de los nacimientos llevó a la Santa Sede a retirar en 1996 la simbólica contribución anual que realizaba y que buscaba alentar la generosidad de los católicos. El anuncio tenía lugar después de que un comunicado de prensa de Unicef anunciara que había distribuido sustancias abortivas en Ruanda y Zaire.
Tras este reconocimiento, Martino consideró que Unicef en lugar de destinar estos fondos a ayudar a los niños, los destina para acabar con vidas humanas. En particular, la Santa Sede denunció:
--La publicación por parte de Unicef de un manual en el que se recomienda la distribución de productos abortivos para los refugiados.
--Las presiones que ejerce Unicef ante algunos países para que cambien la legislación que prohíbe el aborto.
--La participación en programas de distribución de anticonceptivos. Si bien negó algunas de las acusaciones de la Santa Sede, Unicef presentó en el informe anual de ese año la planificación familiar (que incluye el aborto) como «uno de los medios más eficaces para combatir la pobreza».
Desde 1996 hasta hoy el contraste entre la Santa Sede y Unicef no se ha resuelto, es más, ha aumentado, a causa de las posiciones radicales asumidas por Carol Bellamy, quien desde 1995 es directora ejecutiva de Unicef. Bellamy, siendo senadora del Partido Demócrata en el Estado de Nueva York, se dio a conocer como una de las más radicales promotoras del aborto. Batió records de votaciones a favor de propuestas legislativas a favor de su liberalización. En septiembre de 1999, estando todavía en la Casa Blanca Bill Clinton, Bellamy fue reconfirmada como directora ejecutiva de Unicef por un segundo mandato que concluiría en abril de 2005.

ACTUALIDAD: PRINCIPÍOS MORALES, MÁS QUE ACUERDOS INTERNACIONALES

Esto a propósito de la crisis nacional (peruana) y de la de fuera, que los problemas serios, económicos, políticos, sociales, culturales, ideológicos, ambientales, etc., etc., etc., tienen su origen, de alguna u otra forma, en la carencia de principios morales, en todo los niveles, pero especialmente -ya que el agua que viene de la cumbre moja a más tierras- en los de poder gubernamental.
¡Que distinto sería todo si ubiesen tres honrados en cada cúpula!

********************************************************************************

Principios morales más que acuerdos internacionales
Un informe revela la extensión de los sobornos en el mundo

(de la página de la Universidad de Navarra)


Un estudio reciente muestra que más de dos tercios de los países examinados registran graves niveles de corrupción. El 18 de octubre la organización Transparency International, con sede en Berlín, hacía público su último informe anual, el Corruption Perceptions Index 2005 (CPI).

El CPI valora los países en una escala del 1 al 10, calificando con un 10 a los que están limpios, en términos de cómo se percibe la corrupción que existe entre los funcionarios públicos y los políticos. La calificación se concede después de estudiar los datos de las encuestas y refleja el punto de vista de la gente de negocios y los analistas, incluyendo a los expertos locales de los países evaluados.

De los 159 países examinados, no menos de 113 tienen una puntuación menor de 5, y 70 obtienen menos de 3. Es de reseñar que muchos de los países con menor puntuación en el índice están también entre los más pobres, comentaba el presidente de Transparency International, Peter Eigen, durante la publicación del informe.

«Las dos plagas se alimentan una a otra, encerrando a sus poblaciones en un ciclo de miseria», afirmaba. «La corrupción debe tratarse de forma contundente, si es que la ayuda quiere marcar diferencias a la hora de liberar a la gente de la miseria».

Eigen precisó que los países ricos sufren también de corrupción. Además, tienen parte de culpa por la corrupción de las naciones en desarrollo. En el pasado, observó, las empresas de las naciones más ricas pagaban libremente sobornos cuando hacían negocios en el extranjero. La convención antisoborno formulada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ha mejorado este tema. No obstante, Eigen afirmó que tanto países pobres como ricos deben trabajar mano a mano para romper el ciclo de la corrupción.

El informe explicaba que la inversión extranjera es más baja en los países que se perciben como corruptos, lo que frustra aún más sus oportunidades de prosperar. La reducción de la corrupción les ayudaría a atraer más inversión, y aumentar su índice de desarrollo.
No hay región exenta de problemas de corrupción, observaba David Nussbaum, director ejecutivo de Transparency International. Incluso en la Unión Europea extendida, la puntuación media es sólo una pasable 6,7, «que indica que muchos de sus países todavía están enzarzados en un importante problema de corrupción».

Las áreas más afectadas son Europa Central y del Este y Asia central, con una puntuación media del 2,7. Esto indica «niveles devastadores de corrupción percibida que plantean una grave amenaza a la estabilidad política y social, además de comprometer las vidas diarias de las personas de estos países», afirmaba Nussbaum.
La condonación de la deuda en peligro
Transparency International también observaba que la corrupción podría poner en peligro los beneficios económicos de la condonación de la deuda. A diecinueve de los países más pobres del mundo se les ha concedido la condonación de la deuda bajo la Iniciativa para Los Países Pobres Fuertemente Endeudados. Pero ninguno de estos países puntúa por encima de 4 en el CPI, indicando niveles de corrupción de graves a severos.

El riesgo es que el dinero liberado para pagar la deuda no se use para el desarrollo, sino que pudiera perderse por la corrupción y la mala gestión. El informe también sostiene que acabar con la corrupción resulta de una importancia crítica para hacer que las ayudas sean más eficaces.
No basta con lograr más riqueza, ya que los países no pueden relajarse en sus esfuerzos en contra de la corrupción. Transparency International observaba que un análisis a largo plazo de los cambios en el CPI muestra que, durante la pasada década, la percepción de la corrupción ha descendido de modo significativo en algunos países con rentas más bajas, como Estonia, Colombia y Bulgaria. Al mismo tiempo, algunos países con rentas más altas, como Canadá e Irlanda, han experimentado un marcado aumento en la percepción de la corrupción.

El informe expresaba la esperanza de que la Convención contra la Corrupción de Naciones Unidas, que debe entrar en vigor este diciembre, establezca un marco legal mundial para luchar contra la corrupción.
La convención está pensada para acelerar la recuperación de fondos robados y presionar a los bancos para que actúen contra el blanqueo de dinero. Permitirá a las naciones perseguir a las empresas e individuos extranjeros que hayan cometido actos de corrupción en su suelo, y prohibirá el soborno de funcionarios públicos extranjeros.

Hacer negocios
Otra serie de obstáculos al desarrollo económico se trataron en el informe «Hacer Negocios en el 2006: Crear Puestos de Trabajo». El informe, publicado en septiembre por el Banco Mundial, sostiene que reformar la reglamentación gubernamental para reducir la burocracia y simplificar los impuestos estimularía en gran medida la actividad económica.

«Los puestos de trabajo son una prioridad para cualquier país, y especialmente para los países más pobres», indicaba Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial. «Hacer más para mejorar la reglamentación y ayudar a los empresarios es clave para crear más puestos de trabajo y más riqueza».

El informe contrastaba el éxito económico de las naciones de Europa del Este, que han emprendido el camino de dinamizar las reglamentaciones y animar a los empresarios, con los países africanos. Por primera vez, el informe anual presenta un ranking mundial de 155 naciones en clave de reglamentaciones y reformas económicas. Se muestra que las naciones africanas imponen a los empresarios los mayores obstáculos de regulación y son las que menos reformas hicieron durante el pasado año. En contraste, cada país de Europa del Este mejoró al menos un aspecto del entorno económico.

El informe aportaba algunos ejemplos gráficos de los problemas a los que se enfrentan los negocios en África. Por ejemplo, un empresario de Mozambique debe someterse a 14 procedimientos por separado, que hacen que registrar un nuevo negocio se demore 153 días. En Sierra Leona, si se pagaran todos los impuestos económicos, consumirían el 165% de los beneficios brutos de la empresa. En Burundi, se necesitan 55 firmas y 124 días desde el momento en que los bienes de importación llegan a los puertos hasta que alcanzan las puertas de la fábrica.

Algunos países africanos han introducido reformas durante el pasado año, pero el informe observaba que queda mucho por hacer. Los países africanos imponen los mayores impuestos económicos del mundo: de promedio, el 62% de los beneficios brutos. Estos altos impuestos crean incentivos para su evasión, llevando a muchas empresas a la economía sumergida.

Los excesivos impuestos y reglamentaciones también obstruyen a los países en su crecimiento a través de la exportación de bienes. En Etiopía, por ejemplo, los exportadores tienen que conseguir 33 firmas antes de sus mercancías lleguen al puerto para salir. Y en Nigeria, los costes administrativos pueden sumar casi el 18% del valor de las exportaciones.

El informe también indicaba que las naciones de América Latina y el Caribe necesitan poner en práctica reformas que ayuden a las pequeñas y medianas empresas a generar más puestos de trabajo. Se han dado algunos progresos, pero sigue habiendo graves cargas legales en la mayoría de los países de la región. En la zona, sólo Chile está en la lista de los 30 países donde resulta más fácil hacer negocios.

Principios morales
El recientemente publicado Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia tiene algo que decir sobre la corrupción y la burocracia. Algunos números consideran la corrupción como un obstáculo para el desarrollo económico. Y, en el contexto de los sistemas políticos, el Compendio, en el No. 411, describe la corrupción como una traición tanto de los principios morales como de las normas de justicia social.

«La corrupción distorsiona de modo radical el papel de las instituciones representativas, puesto que se convierten en una arena para el trueque político entre las peticiones de los clientes y los servicios gubernamentales», observa el Compendio. El siguiente número trata de la burocratización excesiva, observando que causa la pérdida de eficacia de las instituciones.

El Compendio propone una solución a estos problemas basada en los principios morales más que en los acuerdos internacionales. En lugar de un sobre regulación, sugiere que la administración pública se oriente por la idea de que el Estado está al servicio de los ciudadanos. El estado es el administrador de los recursos de las personas y debería administrarlos con objeto de asegurar el bien común.

Una recomendación similar se da a quienes ejercen el poder político, indica el No. 410. Deben recordar que «autoridad responsable» significa «autoridad ejercida con aquellas virtudes que permitan poner el poder en práctica como servicio». Tal consejo también podría resultar ser un buen negocio.

Pompeya y la camorra (de www.laiglesiaenlaprensa.com)

Hace 6 años tuve la suerte de conocer la ciudad de Pompeya. Fue un paseo cultural que duró casi todo el día. Me impresionó mucho la imponente presencia del Vesubio y sobre todo la ciudad sepultada, ya al descubierto con tantas "modernidades" que es increible que haya existido hace alrededor de 2000 años. También me impresionó lo fragil que es la vida humana y lo rápido que se pierden las obras de nuestras manos si no tienen mayor trascendencia.


Les publico este comentario acerca de las palabras del Papa en el Santuario de esa ciudad, que han causado polémica por lo que algunos medios de comunicación han catalogado de "omisiones".

*****************************************************

Suele ser frecuente que se critique al Papa o a la jerarquía católica por hablar de cuestiones que se consideran (por parte de quien critica) exclusivamente “civiles”. En el caso que comento ahora la crítica es precisamente la contraria. La prensa italiana destaca hoy en primera página la “omisión” de Benedicto XVI durante su viaje de ayer al santuario de Pompeya: no habló de la camorra (la mafia local de la región Campana, donde está situado el santuario).
El Papa peregrinó al santuario mariano celebró la misa, rezó el ángelus y el rosario. Bien, pero no habló de la camorra. Dice La Stampa: “El Pontífice, de visita en Pompeya. Ninguna referencia a la camorra” y Reuters añade que “El Vaticano defiende el silencio del Papa sobre la camorra”. Casi da la impresión de que podría comenzar otra saga, la de “los silencios” de Benedicto XVI, en la línea de “los silencios de Pío XII”...

La realidad es mucho más sencilla. Benedicto XVI estuvo hace un año en Nápoles, capital de la región, y habló duramente contra la camorra. Esta vez, en el contexto de una peregrinación mariana, no le ha parecido oportuna la mención a la criminalidad ni a la camorra. ¿Significa eso acaso que está a favor de la camorra? Considero que también hay que reconocer al Papa el derecho a elegir el lugar y el momento adecuado para hablar de uno u otro tema.

domingo, octubre 12, 2008

Campaña para impedir que se declare el 'derecho al aborto' en la ONU


La C-FAM está recolectando firmas en contra de este proyecto. Para dejar tu firma manifestándote en contra de este proyecto de la ONU, haz click aquí. Para más información, lee el texto siguiente:


***


Lobbies pro abortistas presionan para conseguirlo en el 60 aniversario de la Declaración de los DD.HH.; un grupo provida recoge firmas para impedirlo. El único grupo provida que trabaja exclusivamente en política social de la ONU, el Catholic Familiy and Human <http://www.c-fam.org/> Rights Institute (C-FAM), ha iniciado una campaña de recogida de firmas para impedir que el próximo 10 de diciembre se declare el 'derecho al aborto' en la ONU.

El C-FAM ha reaccionado ante las presiones de los grandes grupos pro abortistas, que pretenden que el aborto sea considerado como un 'derecho humano' más el día en que se cumple el 60º aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, La organización provida pretende recoger el máximo de firmas para presentar ante la ONU a través de su campaña, e invita a todo el mundo a sumarse a ella, en varios idiomas, bajo el lema Llamado <http://www.c-fam.org/publications/id.97/default.asp> internacional por los derechos y la dignidad de las personas y la familia.

A esta campaña se han sumado, entre otros medios y organizaciones, el diario La y la asociación E-Cristians <http://www.e-cristians.net/cream/> , donde también se puede acceder para adherirse a la campaña y dejar firmas.

Dos derechos fundamentales

El 'llamado' del C-FAM reproduce dos de los derechos fundamentales de la Declaración de Derechos Humanos: "los ciudadanos de los estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas" recuerdan que "la Declaración

Universal es el logro de un estándar común para todas las personas y todas las naciones", dice el texto.

"Los derechos humanos, la dignidad, la libertad, la igualdad, la solidaridad y la justicia constituyen el patrimonio espiritual y moral en el cual se basa la unión de las Naciones", sigue.

Por tanto, consideran que "se debe dar apropiada consideración" al "derecho a la vida de cada ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural, teniendo cada niño o niña el derecho a ser concebido, nacido y educado dentro de su familia, basada en el matrimonio de un hombre y una mujer, siendo la familia el grupo de unidad natural y fundamental de la sociedad".

También reproduce "el derecho de cada niño o niña a ser educado por sus padres, quienes tienen la prioridad y derecho fundamental a elegir el tipo de educación que se les dará a sus hijos".


Por una correcta interpretación

C-FAM, en base a lo anterior, solicita "a todos los gobiernos interpretar de manera apropiada la Declaración Universal de los Derechos Humanos" y cita textualmente las siguientes referencias a artículos de esa Declaración:

"Todas las personas tienen el derecho a la vida, la libertad y la seguridadpersonal (Artículo 3)".

"Los hombres y mujeres en edad madura, sin ninguna limitación debido a su raza, nacionalidad o religión, tienen derecho a contraer matrimonio y a establecer una familia. (Artículo 16)".

"La familia es el grupo de unidad natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a protección por parte de la sociedad y el estado (Artículo16)".

"La maternidad y la niñez da derecho a asistencia y cuidados especiales (Articulo 25).

"Los padres tienen el derecho prioritario a elegir el tipo de educación que se les dará a sus hijos (Articulo 26)".

Documentos y artículos relacionados:

Campaña 'Llamado internacional por los derechos y la dignidad de las personas y la familia'

Primera universidad en Internet que defiende la vida: 2 nuevas titulaciones al inicio de curso

Advierten a las francesas del riesgo de sida con Morín: a las españolas nadie les avisa

Los visitantes de ElPais.com, masivamente en contra de la ley de plazos

El Colegio de Médicos de Barcelona (COMB) y sus amigos bioéticos: aborto sin argumentos

domingo, setiembre 28, 2008

AFECTIVIDAD Y RAZÓN: ¿Cómo se alimenta el corazón?

Lecciones del corazón (I)

(Por: Mercedes Malavé Gonzáles, 2008-08-25)



Memoria y amor interior: ¿Cómo se alimenta el corazón?

*
Mientras leía el inspirador artículo de Jutta Burgraff titulado Aprender a perdonar , pensaba que sólo un corazón grande y bien alimentado de recuerdos es capaz del perdón. Para que el acto de perdonar sea sincero y profundo -no fingido, ni tampoco superficial o pasajero- se necesita un corazón generoso. Un corazón calculador, flaco, reaccionaría negativamente ante la exigencia de perdonar, por ejemplo, una injusticia. Incluso podría considerarlo un acto “injusto”, que no “merece” aquel que ha traicionado a alguien o que ha dejado herida a una persona.
*
Pero ¿cómo agrandar diariamente el corazón? ¿de qué se alimenta? Sabemos que la inteligencia crece mediante el conocimiento, y que la voluntad se robustece mediante la repetición de actos buenos y libres. El corazón crece cuando ama, pero ¿en qué consiste exactamente amar? Si nos concentramos en la dimensión interior del acto de amar, podemos decir que amar es, principalmente, recordar. El amor interior se ejercita mediante un acto de la memoria. De hecho, la palabra recordar viene del latín re-cordaris y significa literalmente "hacer presente de nuevo en el corazón", tener presente continuamente aquello que amamos.
*
Entendemos por memoria aquella facultad por la cual ejercitamos el acto interior de recordar las cosas previamente conocidas. El célebre San Agustín desarrolló ampliamente este tema de la memoria en su obra De Trinitate. En algunos pasajes explica que todo lo que el hombre conoce por medio de los sentidos corporales queda impreso en la memoria, a manera de imágenes que son semejantes a lo exterior. Luego, el hombre puede traer de nuevo a su interior, aquellas realidades que ahora están ausente. A esta presencia consciente llama San Augstían “mirada interior”, y equivale a un recuerdo. La voluntad es la encargada de llevar y traer estos recuerdos, porque tenemos la capacidad de retener o rechazar ciertos pensamientos. Capacidad que no viene dada, pues no es fácil deshacerse de los recuerdos: es necesario ejercitarse con disciplina y constancia para que paulatinamente esos pensamientos vayan disminuyendo en su intensidad y no ofusquen el mundo interior personal.
*
Cuando la voluntad está lo suficientemente dispuesta a permanecer unida al ser querido mediante un pensamiento o recuerdo constante, entonces decimos que allí hay amor, en su dimensión interior. Amor interior o recuerdo que tiene como su morada o su permanencia en lo que solemos designar con el nombre de corazón. Al referirnos al corazón estamos nombrando una facultad por la que somos capaces de mantenernos fijos en un pensamiento, al tiempo que realizamos otras operaciones del intelecto y la voluntad -tanto internas como externas- como el estudio, el trabajo, el diálogo, la distracción, etc.
*
Por su parte, el hombre de hoy, saturado de malas noticias y continuamente expuesto a los sufrimientos que padecen tantas personas en el Mundo, encuentra dificultades para recordar cosas buenas y agradables; y por ello puede que experimente un fuerte deseo de limpiar su memoria de recuerdos tristes. Con mucho más motivo, aquellos que han experimentado en su propia vida un dolor fuerte, buscan una explicación que sane sus corazones y que les permita alcanzar un poco de felicidad y serenidad frente al dolor. Tim Guénard, luego de haber sufrido el abandono de su madre, las golpizas de su padre, el maltrato de su madrastra y de los funcionarios que le vigilaban en los diversos reformatorios en los que vivió; después de ser víctima de la violación y del abuso infantil (robo, prostitución, peleas callejeras, etc.), explica en su libro Más fuerte que el odio que durante años sólo vivió por la motivación – el recuerdo – de querer matar a su padre, hasta el momento en que se topó con el amor de las personas lisiadas. Allí, su corazón “se puso de rodillas”, y dice: "Les debo la vida y una formidable lección de amor. Este reencuentro inesperado con el Amor conmocionó mi existencia (…) Doy fe de que el perdón es el acto más difícil de plantear. El más digno del hombre. Mi combate más hermoso. El amor es mi puño final". Fue el amor lo que hizo que su corazón se arrodillase y en esta condición, de aparente vulnerabilidad, fue que pudo iniciar ese camino fuerte, de combate duro, que lo condujo al perdón de su padre.
*
Cuando amamos nos mantenemos en el ser amado, lo contemplamos, es decir, lo miramos desde nuestro interior y por eso nadie puede obligarnos a borrar algún recuerdo, a no permanecer en él. Éste es el acto que hace grande al corazón. Victor Frankl afirma en su biografía que lo que hizo que sobreviviese a los campos de concentración nazi fue el recuerdo de su esposa. Cuando las fuerzas físicas y psíquicas le fallaron, cuando ya no tenía energías para sobrevivir, el corazón demostró su fuerza regeneradora del ánimo y del cuerpo. Fue este acto del recuerdo de su mujer, ese aferrarse interiormente a ella, la fuente de una extraña fortaleza que le permitió superar las torturas de los soldados y del invierno, sin entregarse a la muerte: “la oía contestarme, la veía sonriéndome con su mirada franca y cordial. Real o no, su mirada era más luminosa que el sol del amanecer (...) Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad –aunque sea sólo momentáneamente– si contempla al ser querido”.El corazón se adecua al tamaño y a las exigencias de lo que ama, se pone a su nivel. Si es algo inferior al hombre, el corazón se hace pequeño y mezquino, porque no le exige grandes esfuerzos de conocimiento y de sacrificio personal. En cambio, cuando lo amado es igual o superior al hombre, el corazón se agranda y se hace fuerte, como lo experimentó Victor Frankl. El corazón empequeñecido se suele identificar con el hombre egoísta, que ha reducido su capacidad de mirar el mundo que le rodea, con su belleza y con sus problemas, porque permanece encerrado en sí mismo, encadenado a un amor que le reduce en su capacidad de entrega y de amor. Más adelante volveremos sobre este punto cuando tratemos de las obsesiones y los apegos.
*
Si amar es principalmente un acto interior, una mirada constante del corazón al ser amado, entonces en el acto de amar confluyen todas las potencias humanas. Hace falta la inteligencia para poder imaginar y conocer al ser amado. Hace falta la voluntad de querer contemplarlo, que se traduce en un continuo sí del amante desde lo más profundo de su intimidad; un sí que no puede ser automático, ni en todo momento inconsciente, porque entonces dejaría de ser libre. De este modo, toda la persona se amolda, adapta sus potencias y las dirige, según aquello que ama. Con razón, dice la Escritura, donde está tu tesoro –y podemos decir, donde están tus recuerdos: ambiciones, ideales, metas, deseos, personas, cosas, etc.- allí está tu corazón, aferrándote cada vez más a ese tesoro.
*
Veamos con un ejemplo las manifestaciones de comportamiento del corazón pequeño. Hace tiempo leí que en dos países estupendos y con grandes posibilidades materiales, como son Estados Unidos e Inglaterra, los propietarios de mascotas habían invertido altas sumas de dinero en la compra de regalos de navidad para sus animales: joyas de oro y de perlas verdaderas, gastos en hoteles para animales – de habitaciones con aire acondicionado y purificadores-, campos de ejercicios con entrenadores de animales, etc. Todo esto ocurría la misma navidad cuando la UNICEF publicaba su informe titulado «El Estado Mundial de la Infancia 2006: Excluidos e Invisibles». Allí, la Directora Ejecutiva de UNICEF, Ann Veneman, comentaba, en una rueda de prensa en la misma ciudad de Londres, que «no puede haber un progreso duradero si seguimos descuidando a los niños que están más en necesidad – el más pobre y el más vulnerable, el explotado y el abusado». El informe abunda en datos precisos sobre la situación de los niños pobres, desprovistos de los bienes materiales más básicos y sin oportunidades de educación.
*
Si bien las injusticias sociales y la marginalidad tienden a hacernos reaccionar y decir ¡cómo es posible que estas cosas estén sucediendo en el Mundo!, no siempre reflexionamos acerca de la relación que pueden tener con el egoísmo personal, con la falta de corazón. Se puede pensar que una cosa es el amor a las mascotas, a un capricho, a un lujo, etc., y otra cosa son los problemas del Mundo, cuando en realidad ambas situaciones tienen su punto de encuentro en el corazón de las personas. Un corazón empequeñecido difícilmente notará los problemas que ocurren a su alrededor porque es insensible. Así se paraliza, paulatinamente, el curso de las acciones que podrían llevar a aportar una pequeña solución –o no tan pequeña- a los problemas del Mundo. Pensemos por ejemplo qué hubiese sucedido si en esas navidades del 2006 esos 150 millones de dólares que, según el artículo, fueron gastados en regalos de navidad para animales, se hubiesen invertido en comida y regalos para los 1.000 millones de niños pobres que hay en el Mundo. No toda la responsabilidad de los problemas sociales debemos atribuirla a los gobiernos y a la ineficacia pública de las finanzas.
*
Pero no es sólo esta dimensión material de la justicia social la que se transformaría si las personas nos ejercitásemos más en este esfuerzo por agrandar el corazón. Sobre todo mejorarían las relaciones humanas, se fortalecería la familia, los matrimonios, el noviazgo. También descubriríamos la verdadera dimensión de la caridad cristiana, que es esencialmente un acto de amor interior. Podríamos comenzar por ejercitarnos en el esfuerzo diario por recordar a aquellos que sufren, porque están solos, porque necesitan amor: los niños, los enfermos, los pobres, los ancianos. Seguramente notaremos cómo el corazón se va senbilizando progresivamente. Adquirir esa profundidad de las personas que saben acoger y comprender a los demás es una urgencia de este nuevo milenio que no queremos que sufra las guerras y el odio del siglo pasado. Es bueno saber que este acto de recordar no necesariamente conlleva un sentimiento, que basta con un puro y simple acto de la memoria, un "hacer presente en el corazón" aquellas realidades, una y otra vez, para ir adquiriendo una mayor sensibilidad interior frente a los problemas y las personas.

AFECTIVIDAD: LA DEPRESIÓN Y EL AMOR

“La depresión y el amor”, una alternativa a la enfermedad de nuestro tiempo
Según la obra del doctor Laprovitta, con prólogo del cardenal Bergoglio

BUENOS AIRES, domingo, 28 septiembre 2008 (ZENIT.org).- La depresión en nuestra sociedad lleva camino de convertirse en la segunda causa de invalidez en el mundo. Sobre este acuciante problema de la sociedad contemporánea, el autor del libro "La depresión y el amor", doctor Juan José R. Laprovitta, en su segunda edición, hace una propuesta de esperanza.
*
En la presentación del libro, se afirma que "la misma sociedad parece no querer reaccionar y acepta sin y con resignación, una salida farmacológica con secuelas iatrogénicas (reacciones adversas), porque otras alternativas son muy poco conocidas, y a veces, hasta negadas o desprestigiadas por intereses poderosos".
Esta segunda edición (la primera llevaba por título "Ensayo sobre la depresión y la fe"), editata por "Laetitia", ha sido prologada por el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, y en la misma se añaden varios capítulos y se explicitan conceptos para lograr una mayor comprensión.
*
En su prólogo, el cardenal Bergoglio describe el contenido del libro como "amplio y fundamentalmente relacional entre el campo médico, el psicológico y el espiritual".
Se trata de un ensayo --añade--, "en parte analítico pero tendiente a lograr una visión completa al abordar la temática de la depresión, fenómeno cotidiano de nuestra cultura urbana".
El autor, subraya el cardenal "sin deformar la objetividad que ofrece la ciencia (y como médico conoce con bastante soltura) proyecta el hecho depresivo hacia horizontes antropológicos más amplios, incluso el de la fe. Con este dinamismo logra situar la terapia de la depresión en una apertura de esperanza".
*
La depresión, sigue el autor del prólogo es "de por sí, es desesperanzada y desesperanzadora. Al tratarla abriéndola a la trascendencia, ya sea la trascendencia --inmanente de la relación comunitaria ya sea la trascendencia- trascendente hacia Dios, da lugar a quien la padece pueda descubrir nuevos sentidos a su existencia los cuales la capacitan para andar senderos nuevos de terapia". Y asegura que "el autor sale airoso en este intento".
Recalca que se trata de "una reflexión profundamente humana, para todo hombre y mujer, sea creyente o no" pues "tiene esa dimensión universal de ser válida para la persona".
*
"No se impone con pretensiones sino posee la mansedumbre de lo propositivo: se trata simplemente de una propuesta elaborada por la ciencia, la experiencia de la vida, del dolor, de la búsqueda de un hombre que tiene fe pero que es conciente que a esa fe se la regalaron para que, a su vez, la regale a otros", concluye, con la convicción de "que este libro hará mucho bien a quienes lo lean".
La tesis del libro es que el amor en sus infinitas expresiones ha sido ofendido, agraviado, negado o lastimado en todo deprimido. Por tanto, la depresión siempre es una prueba o crisis espiritual que deviene de una negación del amor. Esta prueba o crisis produce diversas somatizaciones en el organismo con síntomas, a veces muy severos.
*
En la depresión, según el autor, no sólo hay que buscar las causas, sino también el fin o finalidad de la enfermedad, y al bucear en este sentido, llega a la conclusión de que es un signo y un misterio, que nos acercará con transparencia a conocer la verdadera resurrección a la Vida.
Juan José R. Laprovitta es médico cirujano egresado de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Es sus numerosas actividades y escritos manifestó una identidad cristiana y ocupó cargos de responsabilidad y conducción en movimientos de Iglesia. Fue Profesor de Teología en la Universidad Católica de Santiago del Estero en la década de los 80. Ocupó los siguientes cargos: ministro de Salud de la Provincia de Santiago del Estero en 1988; subsecretario de Gobierno de la Provincia de Santiago del Estero en 1994/95; diputado Provincial en Santiago del Estero en 1995/98.
*
Por Nieves San Martín

miércoles, setiembre 10, 2008

ACTUALIDAD: LOS MITOS DE LA ILUSTRACIÓN, HOY

Es un texto un poquito largo pero creo que vale la pena ponerlo completo. Se supone que se tiene un claro concepto de lo que fue la Ilustración en su momento. Sus características más saltantes:el antropocentrismo (todo gira en torno al ser humano con el olvido de Dios), el racionalismo (sólo se admite como creíble lo que la razón entiende), el hipercriticismo, el pragmatismo y...algunos otros ismos.

¿Quién quiere esta herencia?


Pablo tiene 18 años y la mochila cargada de incertidumbres. Ante él, el futuro se presenta como una incógnita, y la vida como un regalo sin instrucciones. Ve la televisión con extrañeza cuando programan algún documental o una serie ambientados en la Transición, en la que aparecen ideales de juventud y hazañas en la lucha por las libertades. Para él, todo eso queda muy lejos. En la escuela insistieron mucho en inculcarle valores como la tolerancia o la libertad, aunque no sabe muy bien cómo se concilia eso con su vida cotidiana; se siente libre, pero no sabe para qué. A su alrededor se mueve un mundo fragmentado, y caótico a veces, que le invita a consumir, a disfrutar al límite, a pasar la vida sin pensar, a concebir su futura vida laboral sólo en términos económicos –elige la profesión que te dé más dinero; la vida hay que ganársela–. Al mismo tiempo, ve en los medios de comunicación cómo cada cual defiende una actitud, en el tema que sea, y nadie parece tener razón; es más, todos parecen tener lo que llaman su verdad. Junto a ello, rostros más o menos conocidos muestran ante las cámaras cómo se dejan llevar –de un lado a otro, de una pareja a otra– por sus sentimientos y emociones. Nada parece ser estable. En la soledad de su habitación, tumbado en la cama y mirando al techo, Pablo se encuentra aturdido. Ya no se trata tan sólo de su futuro profesional, sino de su vida entera. De alguna manera, sospecha que su existencia –y la de tantos otros a su alrededor– está siendo urdida con hilos muy débiles. Pablo desconoce que muchos de esos hilos nacieron en el llamado Siglo de las Luces, cuyas consecuencias presentan indudables claroscuros

Los cambios en las sociedades se van introduciendo poco a poco, pero al final constituyen un ambiente que lo impregna todo de fuera a adentro: de las más epidérmicas manifestaciones de organización social, hasta la manera de pensar y de actuar cotidianos de cada persona en concreto. Hoy nadie puede dudar de que Occidente es heredero de los cambios que introdujo la Ilustración; sus postulados han nutrido a la Historia de páginas de progreso, pero también de escenas vergonzantes. La Época de las Luces ha dejado un rastro que se puede seguir hasta nuestros días, y que afecta inevitablemente a la vida de Pablo y de cada uno de nosotros. Concebida por los hombres con la sana intención de salvar y liberar a los hombres, contiene también muchos pasos en falso, entre los que se pueden citar los siguientes:
*Libertad, igualdad, fraternidad. Es el lema ilustrado por excelencia. En principio, no provoca ninguna objeción espontánea, ya que expresa deseos universales –¿de dónde lo sacaron los ilustrados sino de la Iglesia católica (universal)?– Sin el cristianismo son términos impensables, pero igualmente pierden toda su verdad desgajados de la experiencia cristiana que los sustenta. Motor ideológico de la Revolución Francesa, los acontecimientos que siguieron después en el país vecino lo pusieron bien en evidencia, mostrando que no hubo demasiado interés por llevar este eslogan a la práctica: la guillotina y las purgas de aquellos años son todo lo contrario a la idea que uno pueda tener sobre la fraternidad. Al final, la fraternidad se mostró sólo entre iguales con un interés común; y la libertad fue una concesión sólo para los que pensaban de la misma manera que los revolucionarios. Muchas cabezas cortadas son testigos de ello.

No hay que olvidar que, desde que estalló la Revolución Francesa, en 1789, con la bienintencionada Declaración de los Derechos del Hombre, formulada por la Asamblea Constituyente en París, hasta el apogeo, en 1793, del régimen que ha pasado a las páginas de la Historia como el Terror, sólo pasaron cuatro años. Escribe el cardenal Giacomo Biffi en su último libro, Pinocho, Peppone, el Anticristo y otras divagaciones: «La difusa tendencia a ver la Revolución Francesa como un evento todo luminoso y positivo, sin hombre y sin pecado, conforma una perspectiva risible. Sin embargo, esta visión ha sido cotidianamente impuesta en la escuela y en la divulgación corriente, a pesar de las revisiones científicas que demuestran lo contrario. No es lícito ignorar que, con el genocidio, el regicidio y el terror, se aplicó por primera vez el principio de que es legítimo –y hasta un deber– suprimir a los inocentes para llevar a la práctica un programa de pretensiones tenidas por indiscutibles, y para realizar la imposición de una ideología. Lo que sucedió en 1793 fue el precedente de los sanguinarios acontecimientos que marcaron el siglo XX en nombre de un absurdo ideal de justicia, o de una aberrante exaltación de una nación o una raza, o de un egoísmo enmascarado de comprensión civil (como sucede en las actuales legislaciones contra la vida). Lo que sucedió en 1793 fue el primer impulso y legitimación de los grandes criminales de nuestro tiempo, como Lenin, Hitler, Stalin, y todos sus imitadores». Más de doscientos años después, las noticias que pueblan los telediarios de todo el mundo muestran que la realidad va muy por delante de los ideales –así, en abstracto– de hermandad e igualdad.

Quizá la clave está en que este lema deja de lado una de las grandes inclinaciones del ser humano: el deseo de verdad. Parece como si los postulados de la Revolución Francesa naciesen ya mutilados: Libertad, ¿para qué? Igualdad, ¿en qué somos iguales? Fraternidad, ¿en torno a qué? Todas ellas parecen reclamar algo que las aglutine y les dé forma; y ese algo debe ser eterno e inamovible; de lo contrario, la libertad deviene en libertinaje; la igualdad, en sectarismo; y la fraternidad, en egoísmo. Ese algo es la verdad.
*
En estos tiempos de consenso cambiante, corren malos tiempos para la verdad. Algunos se permiten incluso el lujo de quitarle todo su valor. Recientemente, el Presidente del Gobierno, don José Luis Rodríguez Zapatero, afirmaba: «No es la verdad la que nos hace libres, sino la libertad la que nos hace verdaderos». En la obsesión febril por reescribir la Historia –la guerra civil española, por ejemplo, repasada cada semana al antojo de los dominicales y libros por fascículos– que define a los neoilustrados, la frase del Presidente expresa una carencia total de rigor de pensamiento. Uno es libre cuando conoce el sentido de su vida y sabe para qué vive; a partir de ahí, podrá hacer lo que quiera, que todo lo que haga estará en el buen camino. Es como aquel que sabe que las normas de circulación están bien hechas y pensadas; conociéndolas, podrá ir seguro adonde quiera. Sin embargo, el que pone por delante su libertad de conducir como le plazca, por encima del sentido de la conducción, no hará otra cosa que poner en peligro no sólo su vida, sino también la de los demás. Si lo mejor es enemigo de lo bueno, la utopía es enemiga de la realidad.
*
Otra de las falacias acerca de la libertad y la igualdad es la tolerancia a toda costa y el multiculturalismo: Si todos somos iguales, todas las culturas son iguales y todas valen lo mismo; por eso, hay que dejar a los demás vivir en paz con sus convicciones, da igual las que sean. Los disturbios recientes en Francia y en varias ciudades europeas son consecuencia de este mito tan inocente, como también lo son el 11-M, el 11-S y todos los atentados de los fanáticos islamistas en el mundo. Apelar a la pobreza y la marginación es apartar la mirada del verdadero problema: una Europa que no tiene nada que ofrecer a los que vienen de fuera, que no tiene ninguna identidad –y la que tiene, el cristianismo, la persigue a muerte–. El todo vale llevado a su máxima expresión, la libertad mal entendida, sólo lleva a la ruina.
*
* Sapere aude (Atrévete a pensar). La Enciclopedia define al filósofo como aquel que, «pisoteando todo prejuicio, tradición, consenso universal, autoridad –en una palabra, todo lo que esclaviza a la mayoría de las mentes–, se atreve a pensar por sí mismo». Y en un texto escrito en 1784, el filósofo Emmanuel Kant afirmaba: «La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la ilustración». Esta actitud fue llevada hasta su extremo más violento en la sustitución de las imágenes de los santos de la catedral de Notre Dame, en París, por una estatua que representaba a la diosa Razón.
*
Es cierto que nadie puede sostener hoy que el hombre debe seguir a pies juntillas una norma cualquiera, de forma acrítica. En definitiva, se trata de una cuestión de confianza; cada persona debe ser introducida en la realidad por alguien. Un niño debe recibir de sus mayores las instrucciones necesarias para vivir. Nadie es autosuficiente desde los 0 años. En este punto, la libertad absoluta, sin lazos de ningún tipo, no es ningún valor, sino un obstáculo que imposibilita la vida. Lo mismo que sucede con los aspectos más básicos, como buscar comida, refugio, calor y abrigo, ocurre con las cuestiones que suponen un empeño mayor de la esencia del ser humano –la razón y la libertad–, y que constituyen el campo de la ética y la moral. Ningún niño se atreve a pensar por sí mismo –ni se lo plantea, ¿acaso no vive, ¡y aprende!, antes de llegar al uso de la razón?–, ni siquiera al llegar a la edad en la que está comenzando a manejar los rudimentos de la razón; el niño confía y toma en cuenta a sus padres a la hora de tomar sus primeras decisiones libres. Y, al mismo tiempo que actúa –es decir, que lleva la práctica las normas morales–, va verificando la bondad de esas normas heredadas. Así, comprueba que, cruzando la calle tal como le han enseñado sus padres, llega a la otra acera con éxito y de forma segura.
*
De la misma manera, el adulto no puede acatar todo lo que le viene de afuera sin verificarlo, como si fuera una especie de robot, sin voluntad ni libertad para tomar sus propias decisiones; pero tampoco puede hacer borrón y cuenta nueva, porque entonces se encontraría solo, perdido como un niño sin padres; además, más tarde o más temprano, ya que la anarquía absoluta es imposible, alguien tendría que proponer su propia opinión a la hora de tomar decisiones importantes para el resto de la sociedad, y de este modo una tradición se vería sustituida por otra tradición distinta. Así las cosas, alguien podría concluir que pensar por sí mismo es, en realidad, imposible, pues siempre somos herederos de algo; a lo largo de la vida, cada uno va eligiendo y verificando su tradición, aunque a veces el método ensayo-error traiga consecuencias dramáticas.
*
Además de todo ello, uno de los riesgos de seguir exclusivamente aquello que dicta la propia conciencia es que, para actuar bien, la razón necesita estar bien formada y experimentada. Debido a ello, a la hora de actuar, muchos, en lugar de razonar, se guían por el yo siento (emotivismo); lo que más útil me sea (utilitarismo); o lo que más me guste (hedonismo), acentuando aún más el actual relativismo demoledor, que deja al hombre a su propio capricho, huérfano de referentes y completamente perdido.
*
En definitiva, la mejor forma de pensar por sí mismo es empezar tomando en cuenta la propia tradición y verificándola, para mejorarla si es necesario, pero teniendo en cuenta que dilapidar, en nombre de cualquier prejuicio, lo que siglos de Historia han dado como bueno para los hombres, constituye un letal ejercicio de irresponsabilidad.
*
* El hombre es bueno por naturaleza. La idea es de Rousseau, y ha sido acogida con entusiasmo por la postmodernidad. Lo explica André Frossard en su libro Preguntas sobre el hombre: «Rousseau afirmó que el hombre es bueno por naturaleza y que es la sociedad la que lo ha corrompido. Del mismo modo, sus instituciones políticas lo desnaturalizan, empujándole ora a la hipocresía, ora a la rebelión y, por consiguiente, hacia la mentira y la violencia. Un modo de vida más acorde con la naturaleza haría aparecer su bondad, que unas sanas instituciones políticas sin coacciones acrecentarían aún más, en lugar de reprimirlas. Es la religión, y en particular la doctrina del pecado original, la que habría persuadido a los hombres de que su naturaleza estaba viciada y de que la única finalidad de las leyes es castigarlos –funesto pensamiento éste, puesto que la coerción no genera nunca más que temor y rebeldía–. Sin embargo, si el hombre es bueno por naturaleza, le bastaría dar rienda suelta a todos sus instintos para ser perfecto, lo que nadie se ha atrevido jamás a sostener. Como de costumbre, Rousseau utiliza la razón y la sinrazón mitad por mitad. El hombre no es ni bueno ni malo por naturaleza; por naturaleza es, simplemente, apto para el bien y para el mal. Convencerle de que no está corrompido, cuando lo está, aunque sea por la sociedad, supone despojarle del buen uso de su conciencia y empequeñecerlo en lugar de procurarle grandeza».
*
En nuestros días, la visión del hombre navega entre el pesimismo absoluto de Hobbes –El hombre es un lobo para el hombre– y el optimismo idealista de Rousseau. El primero lleva al individualismo, la desconfianza y la destrucción de la vida social; el segundo, a descalabros utópicos como el auge y caída del marxismo en los países del Este de Europa. En realidad, ambas actitudes revelan un hombre abandonado a sus propias fuerzas, cuando una antropología sana y realista reconoce que el hombre es un ser que necesita salir de sí mismo y mirar hacia fuera para tener una vida lograda, sin que esté irremediablemente pegada a los vaivenes del día al día; y esta trascendencia, diríamos, horizontal lleva inmediatamente a la auténtica trascendencia, a la búsqueda de Dios, Aquel que es el único que salva la vida y que le da sentido, que no nos deja huérfanos.

Algunas consecuencias
*
La Ilustración, que supuso una búsqueda sincera de entender el mundo y una renovada confianza en el hombre, en su intento de construir un mundo mejor constituyó un sistema de pensamiento y una forma de actuar que han perdurado hasta nuestros días, y han calado en lo más hondo de nuestra vida personal, familiar y social. Si para conocer a un hombre hay que saber cómo piensa, para conocer al hombre moderno hay que estudiar el caldo de cultivo en el que se ha desarrollado su pensamiento, y éste no ha sido otro que la Ilustración.
*
El denominador común del pensamiento ilustrado es Yo soy independiente y autónomo, totalmente libre de todo. La consecuencia principal de esta forma de pensar ha quedado bien patente en Occidente: el individualismo, el irreductible Yo, me, mí, conmigo, que lleva consigo el emotivismo, el utilitarismo, el hedonismo y el relativismo moral y de pensamiento (Así es, si así os parece, utilizando el título de una obra de Pirandello). También cabe aquí incluir la secularización, que trata de eliminar a Dios de la vida pública, para desbancarlo también de los corazones, y que también intenta convertir a los seres humanos en robots sin alma –meros trabajadores, consumidores, o votantes–.
*
Todo ello empuja al individuo a la soledad; y, en términos sociales, a la desvinculación y a la fractura de lo común. La primera institución que lo sufre es la familia, que se está convirtiendo cada vez más en un lugar meramente físico, en la casa donde uno llega a dormir después de pasar todo el día trabajando, en un ámbito sin comunicación. Las relaciones sociales también se ven afectadas: hombres y mujeres solos, con menos ataduras y responsabilidades, lo que da una falsa imagen de libertad; consumidores de ocio y de cualquier producto, y a la postre crecientemente incapaces –alienados– de pensar por sí mismos. Aquel utópico Atrévete a pensar ya se ve dónde termina. Y, en un ámbito mayor, a nadie puede sorprender el resurgimiento de los nacionalismos al que estamos asistiendo; perdido cualquier tipo de vínculo, sólo queda acentuar lo que nos diferencia; separarnos, en lugar de unirnos para enriquecernos.
*
Hace falta, sencillamente, recuperar las raíces, sin las cuales los sueños de la Ilustración, como frutos lógicamentes podridos, devienen en el nihilismo hoy dominante en el mundo. Y recuperar las raíces es poner al hombre en el lugar que le corresponde –en el que fue puesto por Dios–, no como un súbdito o un esclavo, sino como señor de la Creación, que eso es ser criatura de Aquel que llama a cada uno a la existencia. La grandeza del hombre aumenta cuando no se le engaña con una falsa y exagerada imagen de sí mismo, sino cuando se reconoce su pequeñez ante el misterio de la vida y de la muerte, de la misión de cada uno sobre la tierra, del asombro de lo cotidiano y lo extraordinario. Lo sublime del hombre crece cuando el Yo soy se une al Yo soy porque Tú eres. Hace falta ilustrar a los hombres en su capacidad para vivir una vida única, querida por Aquel que le ha dado la vida. Hace falta que alguien le diga a Pablo, el joven con el que empezaron estas líneas–, que la vida no está perdida, que es libre para construir su existencia con fundamentos sólidos, que sus días no son un Todo fluye, una sucesión de rutinas sin sentido ni fin. Hace falta que alguien le diga a Pablo que la alegría, la gratificación del esfuerzo, la luz de la razón, el entusiasmo, la libertad y la bondad son las herramientas de un destino único. Hace falta que Pablo sepa que la felicidad está al alcance de la mano.

Juan Luis Vázquez
Publicado en La Capellanía Informa nº294 -Universidad de Piura-

TE QUERRÉ ...¿MIENTRAS ME APETEZCAS?

El amor,
para que sea auténtico,
debe costarnos.
Madre Teresa de Calcuta


Placer individual, aunque en compañía
(de Alfonso Aguiló)

En el ser humano no hay épocas de celo que garanticen el ejercicio instintivo de la sexualidad, como sucede con los animales. El hombre ha de controlar su sexualidad, que no puede reducirse a una necesidad biológica, sino que debe responder a una libre decisión. Cuando una persona no busca al otro o a la otra como fin, sino como un medio que proporciona un placer, podría decirse –en palabras de Carmen Segura–, que entonces, en esa actitud, hacer el amor sería más bien hacerse el amor, lo cual, evidentemente, tiene más que ver con la masturbación –pues se circunscribe a la búsqueda individualista de la propia satisfacción– que con el acto sexual, pues, en definitiva, aunque se realice por medio de otro, es algo que se hace para uno mismo. Cuando lo que se busca sobre todo es aplacar el ansia de sexo, ese placer no alcanza a satisfacer, aunque calme provisionalmente la apetencia, porque todo placer corporal desvinculado de lo espiritual resulta frustrante. Y su búsqueda aislada –individual o en compañía–, cuando se convierte en hábito, llega pronto a saturar y defraudar (y todo eso aunque resulte difícil dejarlo). Ese defraudamiento se produce, no solo respecto del placer obtenido, sino también y principalmente respecto de uno mismo. Tarde o temprano esa conducta acaba produciendo un desgarramiento interior, e incluso un rechazo y un menosprecio de uno mismo. Esa persona, aunque quizá le cueste reconocerlo hacia el exterior, se encuentra acostumbrada a la búsqueda de determinadas compensaciones, atada a ellas. Le parece casi imposible vivir sin ellas, pero cuando se las permite, e incluso en el mismo momento en que las está disfrutando, siente un desencanto de sí misma y del modo en que vive. Quizá desearía actuar de otro modo, emplear de otra forma sus energías, pero esa búsqueda de placer se ha convertido en cadena que ata, que pesa y que esclaviza. Aunque parezca una comparación exagerada, es semejante a lo que sucedía en aquellos antiguos banquetes romanos. Se buscaba el objeto del placer y después se vomitaba para volver a comer de nuevo. El objeto buscado, tanto en el caso del sexo como de la comida, no produce satisfacción completa y pacífica, y ha de ser continuamente repetido o sustituido. En el fondo, se siente poca estimación por él, pues es sobre todo un simple medio, tanto menos apreciado cuanto más se siente uno necesitado de recurrir compulsivamente a él. —Pero habrá un término medio.


Entre la gula y la huelga de hambre hay un amplio margen de posibilidades. No hay que vivir para comer, sino comer para vivir. Y el común de los mortales se permite sus pequeños placeres, aunque simplemente sea por concederse un capricho. Puede hacerse esto sin caer en dependencias ni hastíos. Es cierto, y por eso debo insistir en que las razones que acabo de apuntar no son de carácter moral, sino de tipo práctico. Es como si al decir que robar conduce al hábito de robar, porque los actos malos crean dependencia, se objetara que se puede robar de vez en cuando alguna cosilla sin crearse problemas de adicción. Eso es cierto, pero es que, además, robar no está bien, aunque no cree adicción.
*
Contigo mientras me gustes

Como ha escrito Mikel Gotzon Santamaría, si una persona le dice a otra que le ama, el mismo lenguaje supone que en esa expresión hay un “para siempre”. No tendría mucho sentido que dijera: “Te amo, pero probablemente ese amor solo me durará unos meses, o unos años, mientras sigas siendo simpática y complaciente, o no encuentre otra mejor, o no te pongas fea con la edad.” Un “te amo” que implicara “solo por un tiempo” no sería una verdadera declaración de amor. Es, más bien, un “me gustas, me apeteces, me lo paso bien contigo, pero no estoy dispuesto a entregarme por entero a ti, ni a entregarte mi vida”. Una persona, o se entrega para siempre, o no se entrega realmente. Y si uno se ha entregado, la entrega del cuerpo es la expresión de la entrega total de la persona. Entregar el cuerpo sin haberse entregado uno mismo tiene cierto paralelismo con la prostitución, con la utilización de la propia intimidad como objeto de intercambio ocasional: dar el cuerpo a cambio de algo, sin haber entregado la vida. Solo dentro de un amor que no pone condiciones, de un amor que, por serlo, es entrega al otro, alcanza su sentido la mutua comunicación que se produce al llevar a término el acto sexual.

VALORES: EL AMOR A LA VIDA

UNA ANÉCDOTA ESPECIAL: EL ANILLO DE COMPROMISO



Un muchacho entró con paso firme en una joyería y pidió que le mostraran el mejor anillo de compromiso que tuvieran. El joyero le enseñó uno. El muchacho contempló el anillo y con una sonrisa lo aprobó. Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo. "¿Se va usted a casar pronto?", preguntó el dueño. "No. Ni siquiera tengo novia", contestó. La sorpresa del joyero divirtió al muchacho. "Es para mi madre. Cuando yo iba a nacer estuvo sola. Alguien le aconsejó que me matara antes de que naciera, pues así se evitaría problemas. Pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y tuvo muchos problemas, muchos. Fue padre y madre para mí, y fue amiga y hermana, y fue maestra. Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este anillo de compromiso. Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella. Quizás después entregue yo otro anillo de compromiso, pero será el segundo". El joyero no dijo nada. Solamente ordenó a su cajera que le hiciera al muchacho el descuento aquel que se hacía solo a clientes especiales.