lunes, julio 07, 2008

LOS VALORES: UN TRABAJO "PRÁCTICO"

Guía Practica para vivir los Valores

Con 5 sencillos pasos, integra los valores a tu vida y vívelos cada día.
(De http://www.encuentra.com/ )

Hablar de los valores es una cosa, pero vivirlos es otra historia. ¿Realmente es tan difícil? La respuesta es no. Requiere cierto esfuerzo, concentración y perseverancia, pero no es tan difícil. Con algunos pasos simples podrás lograr que tu vida, tus acciones y la sociedad tengan como columna vertebral a los valores.
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Paso 1. Conocer su Importancia
¿Suena elemental? Pues no lo es. El primer paso para vivir los valores es la conciencia de los importantes que son. Una sociedad basada en individuos con valores es la llave para una convivencia más sana. Las leyes civiles no son suficientes. En ellas se establece solo lo elemental para asegurar una convivencia medianamente decente, sin embargo no es suficiente con solo "cumplir la ley". Los valores van mucho más allá de cumplir el reglamento de tránsito, van a la raíz de las cosas. Por ejemplo, el reglamento dice que no puedes pasar una luz roja en el semáforo (bastante elemental para no matarse), sin embargo no dice que en un atasco de tráfico el cederle el paso a una persona es algo amable, que hace que todos estemos más contentos y que incluso puede ahorrarnos un percance. Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida. La ley establece una pena por el homicidio, pero no nos dice que tratar con deferencia y educación a los demás nos ayuda a convivir aún mejor.Para vivir los valores, lo primero es estar conciente de que son vitales, y que son lo que puede cambiar verdaderamente a una persona, una familia o una nación.

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Paso 2. Analizar mi conjunto de Valores
Una vez que se ha aceptado la importancia de vivir los valores, hay que analizar claramente qué valores son la base de tu vida. Aquí podríamos establecer dos clases: los que ya tienes, y los que quieres construir. Para saber cuáles son los valores, en Valores para ser Mejores hay información sobre cada uno de los valores, y contínuamente estamos investigando y publicando más material, así que lo primero que puedes hacer es darle un vistazo a todas las secciones de Valores.Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y meditar detenidamente en cuáles son aquellos principios, normas y comportamientos que son fundamentales para ser mejor, para vivir mejor. ¿Cuáles te enseñaron en casa? ¿Cuáles has ido aprendiendo con la vida? ¿Cuáles sabes que existen, pero no los vives mucho? ¿Cuáles son los que te gustaría tener? ¿Necesitas investigar más sobre ellos?La idea aquí es que te sientes en un lugar tranquilo, y en una hoja de papel. Escribe la fecha y traza dos línea vertical dividiendo la página para crear tres columnas. (Puedes ver un ejemplo de lo que vamos a hacer aquí). En el lado izquierdo, en la primera columna, vas a escribir una lista con los valores más importantes para tí, sin importar el orden o si los vives actualmente, simplemente escribe aquellos principios que consideras fundamentales.
Cuando hayas terminado, en la columna del centro vas a hacer una lista con los valores que aprendiste desde niño en casa, los que has aprendido con la vida y los que has aprendido últimamente pero que no sueles vivirlos. Una vez terminado, pasa a la columna de la derecha, y dibuja un triángulo y escribe en cada vértice: Mis Fortalezas, Mis debilidades, Lo que quiero ser. Vas a hacer tres listas, donde vas a escribir aquellos valores que ya existen en tí, que te definen como una persona especial y que vives contínuamente. En "Mis debilidades" vas a escribir aquellos defectos que tú conoces, y que te impiden vivir mejor los valores. Por último, escribe aquellos valores que desearías vivir en "Lo que quiero ser".Esta hoja debes guardarla, es muy importante porque es la base de tu trabajo y de los siguientes pasos de esta guía.
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Paso 3. El "Plan Maestro"

Ahora que ya conoces tu valores, tus debilidades y lo que quieres llegar a ser, llega el momento de usar una agenda. Cualquiera puede ser útil (una de escritorio, de bolsillo, electrónica -una Palm es ideal para esto). En otra hoja, vas a establecer tres bases de tiempo: anual, mensual y por día. En la base de tiempo anual escribirás lo que esperas lograr en un año. Los valores concretos que quieres alcanzar (incluye los que ya vives y los que quieres vivir). De esta lista, vas a dividirla en una base de tiempo mensual, concentrando un mes para cada actividad. En la base de tiempo por día estableceras una lista de "Lo que vivo y debo reforzar" y otra de "Lo que me falta".En tu agenda, establece una meta concreta diaria (pequeña, pero significativa) de los valores que vas a reforzar y los que quieres vivir. Una meta concreta diaria puede ser "Hablarle por teléfono a Juan", para fortalecer el valor de la amistad (tal vez tienes meses sin acordarte de alguna persona), o puedes establecer "Ayudar a alguien pobre" para fortalecer o crear la generosidad. Hazlo para el primer mes (es decir, el mes en el que estás). Cada mes, debes revisar tu "Plan Maestro", establecer los valores con su actividad diaria y hacer una reflexión sobre los resultados.
Si por cualquier motivo no te fue muy bien en un mes determinado, no te preocupes, vuelve a ponerlo en tu plan diario y analiza por qué no pudiste cumplirlo. Reflexiona en las razones que te lo impidieron (falta de tiempo, falta de constancia, olvido, etc.) y establece medios para que esto no ocurra de nuevo. Aquí lo que es importante es que estés avanzando, aunque sea a pequeños pasos.
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4. El examen diario
Si realmente quieres vivir los valores, durante una parte del día (puede ser en la tarde o noche -si es en la noche, asegúrate de no estar demasiado cansado-) date 10 minutos para reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el día, si estás cumpliendo tu meta (o metas) diarias, qué te falta por hacer y qué has hecho. Este examen es vital, si no lo haces, todo el sistema para vivir los valores va a irse perdiendo hasta que te olvides de él. El examen te permite dos cosas: analizar de manera realista y rápida cómo están resultándote las cosas, y propósitos concretos para hacer algo y vivir tus valores.
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5. Mantenimiento
Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido, piensa cómo te ha ido en tus exámenes diarios. ¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran avance? Lo fundamental en este sistema es la constancia. Si ahora mismo haces tu plan maestro y estableces tus prioridades pero no las vives, no haces el examen y no sigues tus propósitos concretos, entonces en quince días te habrás olvidado de todo.Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el propósito. Esta guía está hecha de tal manera que te permite analizar y plantear metas de manera ordenada, y pequeñas acciones para lograrlas. Es mejor hacer una acción pequeña todos los días, que grandes acciones muy de vez en cuando.
Tu guía es algo personal, sin embargo no dudes en compartirla con otros amigos, y especialmente que alguien de confianza te ayude a establecer qué valores te vendrían bien, porque a veces uno pierde la perspectiva de sí mismo o hay defectos que uno simplemente no ve.

ACTUALIDAD: PERO..¿Y QUÉ SON LOS VALORES?

Unos párrafos sobre el tema que nos ocupa en este espacio virtual.
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Los valores y su significado

¿Qué se entiende por "Valor"? ¿Desde qué perspectiva se aprecian los valores? ¿Cuales son sus características? ¿Cómo valora el ser humano? ¿Cómo se clasifican?

Aún cuando el tema de los valores es considerado relativamente reciente en filosofía, los valores están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio para darles valor ha variado a través de los tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios estéticos, esquemas sociales, costumbres, principios éticos o, en otros términos, por el costo, la utilidad, el bienestar, el placer, el prestigio. Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo largo de la historia. Surgen con un especial significado y cambian o desaparecen en las distintas épocas. Por ejemplo, la virtud y la felicidad son valores; pero no podríamos enseñar a las personas del mundo actual a ser virtuosas según la concepción que tuvieron los griegos de la antigüedad. Es precisamente el significado social que se atribuye a los valores uno de los factores que influye para diferenciar los valores tradicionales, aquellos que guiaron a la sociedad en el pasado, generalmente referidos a costumbres culturales o principios religiosos, y los valores modernos, los que comparten las personas de la sociedad actual.
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¿Qué se entiende por valor?

Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad (Vásquez, 1999, p. 3).

Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social. "Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo posee y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo otro. Los valores no tienen existencia real sino adheridos a los objetos que lo sostienen. Antes son meras posibilidades." (Prieto Figueroa, 1984, p. 186)
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¿Cuáles son las características de los valores?¿Qué hace que algo sea valioso?
La humanidad ha adoptado criterios a partir de los cuales se establece la categoría o la jerarquía de los valores. Algunos de esos criterios son:
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(a) Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más fugaz que el de la verdad.
(b) Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.
(c) Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas.
(d) Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los practican.
(e) Polaridad: todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un contravalor.
(f) Jerarquía: hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.
(g) Trascendencia: los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y significado a la vida humana y a la sociedad.
(h) Dinamismo: los valores se transforman con las épocas.
(i) Aplicabilidad: los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida; entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la persona.
(j) Complejidad: los valores obedecen a causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones.
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En una escuela de enseñanza primaria, una maestra se dio cuenta de la vanidad que había en las actitudes de sus alumnos. Valiéndose de una situación fantástica, sugirió al grupo lo divertido que sería crear una ciudad imaginaria. Cada alumno podría desempeñar el trabajo que quisiera. Llevando cuenta de las elecciones hechas por los chicos, el grupo descubrió que tenían varios doctores, abogados e ingenieros. Hubo un individualista que aspiraba a ser vago. A continuación, preguntó al grupo si una ciudad así podría sobrevivir. Entonces se puso de manifiesto la necesidad de agricultores, fabricantes de herramientas, de personas dedicadas a la limpieza de las calles, etcétera. En la discusión que siguió, los chicos se dieron cuenta, por primera vez, no sólo de la importancia que tiene toda ocupación en nuestra sociedad, sino también de las medidas que estaban usando para determinar el valor de una ocupación o de una persona. Los distintos valores de nuestra sociedad que dan importancia a la recompensa monetaria, a la categoría, al servicio social, etcétera, emergieron del inconsciente al interés consciente de todos los miembros del grupo. (Lifton, 1972, pp. 263-264)

ACTUALIDAD: ETIQUETAS PARA LOS CATÓLICOS

Este artículo es de http://www.laiglesiaenlaprensa/
(me gusta la agilidad y agudeza de esta página. Ahí va!)
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El esquema es bien conocido: cuando se escribe sobre un tema polémico, por ejemplo el uso de embriones humanos para la investigación, es frecuente que la prensa describa como católicos a quienes se oponen a esas prácticas, mientras que no suele mencionar las creencias religiosas de los que las apoyan. El mensaje es muy claro: quienes se oponen, lo hacen por motivos religiosos (es decir, por motivos “no racionales”), mientras que quienes apoyan se basan en la racionalidad. Los primeros no son libres; los segundos, sí. Los primeros son intransigentes y retrógrados, los segundos tolerantes y amigos del progreso. Los primeros quieren imponer a todos sus creencias, los segundos carecen de esos prejuicios.
Una crónica de The Washington Post sobre la objeción de conciencia en materias pro life entre farmacéuticos norteamericanos sigue ese mismo esquema. Sólo identifica la fe católica de quienes promueven la objeción, pero se calla la filiación ideológica de las voces contrarias, entre ellas instituciones como el "Guttmacher Institute", de conocido ideario eugenésico. Lo comentábamos a propósito de una ley británica: o ponemos etiquetas a todos o a nadie.

ACTUALIDAD: EL HOMBRE Y LA MUJER SON COMPLEMENTARIOS

Este artículo lo encontré en l apágina http://www.nujernueva.org/
Me pareció interesante y oportuno. A ver si lo lees completo!!

Complementariedad
(almudi.org, 2004-06-17)

Hay dos “encarnaciones” de la naturaleza humana, igualmente plenas: el varón y la mujer. La vivencia de esta “unidad de dos” o “diferencia en la igualdad” es lo que llamamos complementariedad. En virtud de ella varón y mujer existen ordenados el uno al otro como a su plenitud. Por tanto la complementariedad no se reduce a una cualidad física o psíquica sino que se inscribe en el plano espiritual, o lo que es lo mismo, radica en la persona.

La complementariedad se vive como una deuda innata con el sexo opuesto. Induce a descubrir la humanidad propia reflejada en el complementario, y a asimilarla mediante la amistad: celebrándola, fomentándola y respetándola. El varón, por ejemplo, interioriza los valores femeninos de tal modo que, lejos de afeminarse, encuentra en sí nuevas vetas de masculinidad. Y de modo simétrico ocurre con la mujer.

En cambio, cuando la complementariedad se posterga o ignora (pragmatismo, machismo, pornovisión, ramplonería, moralismo, etc.) la común humanidad se intoxica de mentira y se empobrece.
Complementariedad dentro de cada individuo.Algunos autores (Jung, Woolf, Moeller, Ballesteros, Castilla, Elósegui, etc) han hecho notar cierta complementariedad no sólo entre varón y mujer, sino en el interior de cada individuo. La experiencia enseña, en efecto, que hay valores tradicionalmente atribuidos a la mujer (ternura, delicadeza, intuición) que por ser humanos se dan igualmente en el varón, pero de modo masculino. Y viceversa ocurre en la mujer con valores como fortaleza, valentía, disciplina, audacia etc. La diferencia está en el estilo o talante con que se viven más que en su contenido, por más que el lenguaje corriente lo exprese clasificando según el género. Aparte de los prejuicios sexistas que hayan influido en ello, este modo de hablar refleja una realidad muy profunda: que nuestra comprensión misma de lo humano es naturalmente sexuada: varón y mujer simbolizan, cada uno por su parte, aspectos diversos de la humanidad que les es común. De ahí la importancia de vivir la complementariedad, por ejemplo mediante la colaboración doméstica, de modo que esta intuición luminosa del lenguaje sea fuente de enriquecimiento mutuo, y no degenere en esquematismos mentales y discriminaciones morales, como ha sido tan frecuente en la Historia.

Amistad complementaria y amor de complementariedad.Son dos realidades diferentes aunque relacionadas. La amistad o trato complementario es todo el que tiene lugar entre varón y mujer contando con la condición sexuada respectiva, manifestada en el significado esponsal de sus cuerpos, sin que ello signifique necesariamente amor erótico. Partiendo de la conciencia de su mutua complementariedad es posible que hombre y mujer sean simplemente amigos, incluso muy amigos, sin ser novios. Así sucede en muchos ámbitos, donde la apertura recíproca ensancha y ahonda la convivencia: hermanos, compañeros de estudio o trabajo, pandilla, asociación, deporte, etc. Esta valiosa forma de amistad, que conlleva respeto y fidelidad al propio estado y vocación, se distingue netamente del “amor de complementariedad”, que es el propiamente erótico o esponsal. Este es el que se establece no sólo contando-con la complementariedad, sino en-función-de ella. Surge entonces una relación radicalmente nueva, con un estatuto ético y estético diverso, en el las palabras y los gestos ordinarios quedan transfigurados. La finura del amor consiste precisamente en captar tales matices y ser fiel a sus exigencias.

Complementariedad y cultura.La cultura misma por el hecho de ser humana es sexuada, dual; se desarrolla en toda su amplitud bajo el signo de la complementariedad, creando así como un campo magnético que ordena el comportamiento y le confiere seriedad, hondura, interés humano. Este proceso nace en la intimidad familiar y después toma cuerpo en tradiciones, costumbres e instituciones. Actitudes como la admiración mutua, el respeto, la delicadeza, la modestia, la compostura, etc., empiezan viviéndose como usos familiares, colaboración doméstica, arreglo personal, atuendo, decoración, etc.; y de aquí la complementariedad trasciende a las estructuras sociales: educación, comunicación, política, finanzas, ciencia, arte, etc. Esta cultura dual, marcada por al apertura recíproca del varón y la mujer a todos los niveles, presenta, entre otros, dos beneficios:

Pone de relieve que las personas priman valen más que las cosas, y las relaciones interpersonales priman sobre los objetos ordenados a ella. Desde el núcleo matrimonial y familiar la complementariedad alienta la cultura y le hace ser convivencia más que conveniencia. Faltando la estructura unidual, en cambio, la cultura pierde su razón de ser y se queda en mera etiqueta convencional expuesta a la manipulación ideológica.

La cultura complementaria o unidual es esencialmente festiva, porque varón y mujer se saben misterio el uno para el otro, y el conocimiento mutuo surge de celebrarlo.