viernes, enero 20, 2012

¿A QUÉ DEDICAS EL TIEMPO LIBRE?

Por Patricia Gallo


Descansar en vacaciones no es no hacer nada: es cambiar de actividad dedicando el tiempo a quehaceres que requieren menos esfuerzo y que, de algún modo, nos descansan y entretienen.

Con una actitud de dejadez en las vacaciones correríamos el riesgo de perder las competencias que hemos adquirido con esfuerzo durante el año, pues dejaríamos de ejercitarlas convenientemente.

Existen muchas opciones que pueden resultarnos interesantes: la posibilidad de estudiar algún idioma, mejorar nuestros conocimientos en computación; la práctica deportiva nos ayuda a ser disciplinados y es una buena terapia para las personas que se dedican al quehacer intelectual.

Las actividades artísticas también despliegan una amplia gama de posibilidades, desde las artes plásticas hasta el canto o la música.

No hace falta invertir mucho dinero: basta con ser creativos y organizados (hay actividades que sólo implican animar a un grupo de amigos o parientes para armar un equipo de estudio o de deporte).

Es especialmente aconsejable dedicarle un tiempo a las actividades de ayuda social pues a través de ellas no sólo beneficias a los menos favorecidos: creces como persona desarrollando valores importantes como la solidaridad, el liderazgo, la fortaleza de espíritu, etc.

Puedes también aprovechar el tiempo de descanso para visitar a parientes ancianos o enfermos que estén necesitando un poco de compañía (puedes llevarles unas golosinas y hasta invitar a algún amigo o amiga).

Una alternativa interesante es prepararte para un buen inicio en la universidad. Suelen haber programas de verano para la aplicación a un ingreso directo o para mejorar las competencias necesarias para la vida universitaria.

Pero el talento de aprovechar el tiempo no se limita a inscribirte en unas clases o apuntarte en un determinado club deportivo o en un instituto de arte: es una disposición permanente, una habilidad que te permitirá organizar tu tiempo de forma productiva, con orden y compromiso.

Lejos de agobiarte, el organizarte te proporciona la tranquilidad y el sosiego de vivir un horario personal bien distribuido pensando –por supuesto- en el descanso, pero también en el crecimiento personal (que no debe parar) y en la apertura solidaria a los demás.

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