viernes, abril 13, 2007

ACTUALIDAD: TEMA DEL GÉNERO

No hay un “pensamiento único” feminista


En algunos países parece que sólo existe un tipo de feminismo, siempre atento para defender la legislación sobre el aborto, la ideología del “gender” y otras causas de los que se considera “pensamiento progresista”. Lucetta Scaraffia escribe en Corriere della Sera que en realidad los feminismos son muchos, y en ocasiones muy distintos entre sí. Y cita como ejemplo el último libro de la filósofa francesa Sylviane Agacinski (“Engagements”). (Agacinski está casada con el líder socialista francés Lionel Jospin; en su juventud trabajó con el filósofo Jacques Derrida, de quien tuvo un hijo).
Scaraffia sintetiza así los dos temas principales del libro: “la igualdad de los dos sexos, entendida como idéntica posibilidad de representar a la humanidad, y la idea de que cada uno es su cuerpo, y que este cuerpo no es ni un instrumento ni una mercancía”. La estudiosa francesa se opone con claridad a la hipótesis de la neutralidad sexual, típica de la ideología del “gender”. Existe un género humano que comprende una diferencia interna, que hay que aceptar sin traducirla en un sistema de poder. “No se trata de una afirmación de poco valor, si se piensa que todas las propuestas de reconocimiento de derechos a las parejas homosexuales se basan en la idea de que la polaridad heterosexual no es fundamento de la cultura y la sociedad, sino una arbitrariedad que hay que cancelar”, comenta Scaraffia.

La filósofa francesa deduce de ahí algunas consecuencias: la requisitoria contra el alquiler de úteros (“como si la gestación fuera un trabajo artesanal y el mismo niño un producto fabricado sobre el que se puede fijar un precio”, afirma Agacinski); y la idea de que para hacer de padres no basta el amor hacia el hijo: “las reglas de la filiación están construidas sobre la bilateralidad hombre-mujer, y no sobre los sentimientos que los padres podrían tener entre sí”. El papel de padre y madre no tienen sólo una validez psicológica sino que ejerce una importante función simbólica, pues definen el lugar del nuevo nacido entre las generaciones y entre los sexos: definen su puesto en la humanidad.

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