Arqueología a golpe de "press release"
Artículo publicado en www.laiglesiaenlaprensa.com
No hace falta ser un “papista” ni un apologista cristiano para reírse –sino fuera triste- de la seriedad con que la fanfarria de marketing está presentado el documental ”The Lost Tomb of Christ”. Alan Cooperman cita hoy en The Washington Post al arqueólogo William G. Dever, considerado por sus colegas norteamericanos el decano en las excavaciones de los lugares bíblicos: “No soy cristiano. No soy creyente. Es una guerra que no me incumbe. Lo que pienso es que es un vergüenza la exageración y manipulación con que se está presentando esta historia”. Y añade: “Es un truco publicitario que enriquecerá a esa gente y ofenderá a millones de personas inocentes, que no tienen los conocimientos suficientes para separar los hechos de la ficción”.
Una de las críticas que se hace a los productores del documental es que presentaran sus presuntos descubrimientos directamente en una rueda de prensa, evitando así confrontarse con los especialistas. Si lo hubieran hecho –afirma Jodi Magness, de la Universidad de North Carolina, Chapell Hill-, la inmensa mayoría hubiera rechazado rotundamente todo esto. Para Joe Zias, antiguo responsable de las antigüedades arqueológicas de Israel, lo que se está haciendo es “inflar un film que es intelectual y científicamente deshonesto”.
Entre las muchas conclusiones que se podrían sacar de este episodio, y de otros similares que se repiten con cansina frecuencia, es que la figura de Jesucristo no deja indiferentes, aunque sea para negar su existencia, disfrazarla según la moda del momento o cambiar su vida y su mensaje. Una razón más (me parece) para esperar con interés creciente el próximo libro de Benedicto XVI...
Una de las críticas que se hace a los productores del documental es que presentaran sus presuntos descubrimientos directamente en una rueda de prensa, evitando así confrontarse con los especialistas. Si lo hubieran hecho –afirma Jodi Magness, de la Universidad de North Carolina, Chapell Hill-, la inmensa mayoría hubiera rechazado rotundamente todo esto. Para Joe Zias, antiguo responsable de las antigüedades arqueológicas de Israel, lo que se está haciendo es “inflar un film que es intelectual y científicamente deshonesto”.
Entre las muchas conclusiones que se podrían sacar de este episodio, y de otros similares que se repiten con cansina frecuencia, es que la figura de Jesucristo no deja indiferentes, aunque sea para negar su existencia, disfrazarla según la moda del momento o cambiar su vida y su mensaje. Una razón más (me parece) para esperar con interés creciente el próximo libro de Benedicto XVI...
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